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jueves, 19 de diciembre de 2024

LA HERENCIA DEL FLAUTISTA

En las playas de Rincón de la Victoria cundió el desasosiego. Todos acudían al borde del mar con la esperanza de que la noticia no fuera más que una broma de mal gusto, pero no: se acercaba desde más allá de las nubes a una velocidad vertiginosa. Con un brusco frenazo, el árbol amerizó y sus frutas se bajaron para nadar hacia la orilla con unos bracitos delgados como ramitas, con los cuales se aferraron a las piernas de aquellas buenas gentes mientras chillaban con voces agudas: “¡mami! ¡papi! ¡abuela!...”

Los aludidos meneaban la cabeza, espantados, y huían de aquellos extraños seres en los que no reconocían rasgo familiar alguno, dejando tras de sí un caótico reguero de mondas y zumo. Sigue siendo un misterio el por qué de la singular transformación, pero nunca volvieron a saber de sus retoños, como en un moderno Hamelín.

Finalista del mes en el IX Concurso de Microrrelatos del Círculo Cultural Bezmiliana (Rincón de la Victoria, Málaga), noviembre 2024

miércoles, 18 de diciembre de 2024

INDETECTABLE

“Te puedes hacer de oro vendiendo la receta de esos pastelillos”, me dijo mi vecina en un susurro, “te aseguro que a algunas nos arreglaría la vida”. Miré a mi alrededor y detecté varios pares de ojos fijos en aquel conciliábulo entre ambas. Ojos ansiosos y esperanzados. Asentí levemente con la cabeza y un suspiro de alivio flotó, por un breve instante, en la atmósfera cargada de la habitación. Me levanté, me acerqué al féretro y le arreglé a mi difunto esposo la solapa de la chaqueta, consciente de que pronto le acompañarían los más golosos de sus amigotes.

Finalista Relatos En Cadena de la SER (diciembre 2024, semana 12)

martes, 17 de diciembre de 2024

TODO SIGUE IGUAL

Ser útil me hace feliz. Mamá lo sabe y siempre ha dejado que sea yo quien abra la puerta a los repartidores, recoja el correo de manos del cartero, o pase el cortacésped por el jardín. Pero desde hace algunos días la noto triste y cuando me mira se le empañan los ojos. Sospecho que cada vez le resulta más difícil seguir tratándome como si no hubiera pasado nada, y eso que yo me esfuerzo mucho para convencerla de que ha sido un verdadero alivio haberme librado de ese cuerpecillo frágil y enfermo que se llevaron los de la ambulancia cubierto por una sábana.

Finalista Relatos En Cadena de la SER (diciembre 2024, semana 11)

viernes, 13 de diciembre de 2024

EL CAMBIAZO

Tras mucho insistir, he conseguido que mi novia se mude a mi apartamento. Además de pijama y cepillo de dientes, se ha traído a su gato. El maldito bicho ha convertido mi sillón favorito en su cama y, como yo nunca miro dónde me siento, la mañana de Navidad lo he convertido en alfombra peluda. Le he dicho a Papá Noel por wasap que traiga un sustituto cuando pase de vuelta hacia el Polo Norte. Ya sé que era difícil, pero temo que el mapache que ha dejado no esté a la altura.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, diciembre 2024)

viernes, 6 de diciembre de 2024

MÁS VALE PREVENIR

Recorría las salas del museo en que había convertido mi casa gracias a la herencia de un tío abuelo materno que emigró a las Américas siendo yo pequeño. Con una copa de vino en la mano, disfrutaba del contraste entre mi situación actual y la precaria posición en la que me encontraba tan sólo un año antes. Al recordarlo, un desagradable vértigo volvía a hacer presa en mi estómago. El estallido lejano de un trueno me avisó de que todavía tenía que instalar un pararrayos y firmar los papeles del seguro. “Mañana” me dije, indolente, mientras afuera arreciaba la tormenta.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (diciembre 2024)

miércoles, 4 de diciembre de 2024

EN BLANCO Y NEGRO

Mis sueños solían ser blanditos como mullidas ovejas saltando en fila india una valla de madera pintada de verde. O idílicos como velas blancas y azules flotando en el horizonte de un mar en calma. O amables como nubecillas de algodón desfilando por el cielo al compás de la suave brisa del oeste.

¡Cómo añoro esa etapa de la niñez, llena de inocencia y de buenos deseos, de colorines, de helados de fresa y nata, de cuentos en los que el lobo nunca vence!

La dura verdad es que, en la vida real, son los lobos los que triunfan y, después de toparme con unos cuantos en mi camino, ahora paso muchas de mis noches en blanco, entre despidos improcedentes, hipotecas abusivas y letras impagadas. Y, si en algún momento me quedo traspuesta, mis sueños son negros, tan negros como el carbón que siempre falta en la vieja cocina.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "situación perfecta imposible de repetir") diciembre 2024

miércoles, 27 de noviembre de 2024

EL INVITADO

Paseaba por el bosque cuando lo vi tirado en una ladera. Estaba medio escondido entre las raíces de un enorme abeto, que sobresalían del suelo formando un laberinto retorcido y añoso, pero oí sus apagados gañidos y no tardé en localizarlo. Tras comprobar que respiraba muy débilmente, pasé los brazos bajo el cuerpecillo flaco y sucio, y lo cargué con delicadeza hasta mi casa.

Con el cesto de la leña y una manta vieja, improvisé una cama junto a la chimenea. Limpié la sangre seca de una fea herida que tenía tras una oreja, la desinfecté y la vendé cuidadosamente, palpando el resto del cuerpo para comprobar que no tuviera nada roto. Cuando fui a echarle un vistazo antes de acostarme, dormía plácidamente, y el agua y las galletas que había dejado junto a él habían desaparecido.

Aquella noche dormí intranquila. La luna llena bañaba mi cuarto con una claridad espectral; era una luna enorme, según constaté cuando abrí la ventana para dejar entrar la brisa nocturna. Una silueta que se deslizaba furtiva entre las sombras arboladas del jardín captó mi atención: mi invitado había salido a estirar las patas o a cazar algún roedor. Supuse que se habría deslizado por la antigua gatera de la puerta de la cocina y que volvería a entrar por el mismo sitio, y regresé a la cama.

A la mañana siguiente, me esperaba junto a la puerta, meneando el rabo. Al ver mi gesto de aquiescencia, el inteligente animal soltó un aullido de júbilo, y yo sentí un destello de reconocimiento: esa noche lo había escuchado varias veces, mezclándose en mis sueños de lunas blancas y árboles negros.

Nos dirigimos al bosque cercano. Mi compañero correteaba a mi alrededor, adelantándose y retornando sin parar, y yo le seguía sin cuestionar la ruta. Así, llegamos a un calvero atravesado por un arroyo en cuyos márgenes acostumbraba yo a pasar buenos ratos de lectura. Por rutina, dirigí la mirada hacia la agrupación rocosa donde solía acomodarme, a la sombra de un frondoso tilo, y me sorprendió hallarla ocupada. Primero pensé que alguien dormía allí una siesta temprana pero, poniendo más atención, se me antojó un tanto insólita la postura del durmiente, algo retorcida, como desmadejada. Me acerqué, lo giré sobre su espalda y retrocedí, horrorizada: el hombre presentaba profundos desgarros por todo el pecho y la marca de una salvaje dentellada en el cuello, cubierto de sangre seca. Su rostro conservaba una expresión de puro terror, congelada para siempre en la rigidez de la muerte.

La macabra imagen despertó en mí ecos extraños, fragmentos del sueño de la noche anterior: carreras entre los árboles, una figura erguida en ese mismo claro, forcejeos, gritos, un aullido funesto. No, no un aullido sino dos, clamando a dúo bajo la luna llena. Me invadió de pronto una violenta sensación de comezón en todo el cuerpo, y el sabor de la sangre inundó mi boca. Moví la cabeza, desesperada: la idea que brotaba en mi mente era tan espantosa que no me atrevía a analizarla.

Miré a los ojos al lobo que, sentado sobre sus cuartos traseros junto al cadáver, me contemplaba a su vez con la cabeza ligeramente inclinada, la lengua colgando, las orejas empinadas, alerta. En sus pupilas doradas vi el reflejo de mi propio rostro grotescamente deformado, cubierto de pelaje oscuro, afilados colmillos asomando en un hocico alargado. También vi el reconocimiento de un miembro de la misma manada, de un camarada de cacería, de un hermano de sangre.

Huí de allí a toda prisa, cegada por lágrimas de horror y de asco que no lograba contener. El lobo no me siguió, aunque lo oí aullar a lo lejos durante todo el camino de regreso a casa.

No he vuelto a verlo pero sé que no anda lejos, puedo sentirlo merodeando por el jardín las noches de luna llena, esperando que me reúna con él para cazar juntos de nuevo. Yo atranco puertas y ventanas, y me hago un ovillo bajo el edredón, temblando de miedo a mí misma. Reprimiendo a duras penas las irrefrenables ansias de responder a sus ominosos aullidos y acompañarlo, una vez más, en busca de sangre.

Publicado en el libro recopilatorio de Relatos de Terror de la Asociación Cultural "La Cuaderna del Norte" (Villaquilambre, León), julio 2024

EL CAMINO QUE CONDUCE A TI

Te perdí la pista. A base de preguntar, en vez de a Roma llegué a la Puerta del Sol, al que miré de frente y sin pestañear para indagar sobre tu paradero. Resultado: un intenso ardor de córneas durante dos semanas. Cuando abrí los ojos, las estrellas del Paseo de la Fama, más amables, me proporcionaron nombres aunque ninguna dirección. Seguí mi camino dando palos de ciego, tantos y tan al norte, que finalmente enfilé esta Calle de la Luna, en la que he tropezado con uno de tus plateados hilos. Ya estoy trepando por él. Espérame, quiero volver a acunarme en tu cuarto menguante.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Cunca de Palabras Arzúa 2024, Ronda 3) noviembre 2024

martes, 26 de noviembre de 2024

TODO TIENE UN PRECIO

Dejé las alas en un recodo del sendero, ocultas entre los matojos al pie de unas peñas. Libre de su invisible cautiverio, vagué feliz entre los árboles como un niño lleno de inocencia, de sueños, de esperanzas. Me deleité con el aroma del tomillo, con los colores de las rosas silvestres, con el dulce canto de los pájaros entre las ramas.

Al regresar, la tierra estaba removida, las rocas hechas pedazos, y en los matorrales chamuscados no había nada. Por eso sigo rodando, suplicando a los caminantes unas migajas de amor para reconstruir, pluma a pluma, las alas que perdí. Y poder volver a casa.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Cunca de Palabras Arzúa 2024, Ronda 2) noviembre 2024

lunes, 25 de noviembre de 2024

A LA LUNA

Uno a uno, me fueron desmontando los mitos de mi infancia. Papá Noel, los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez... todos acabaron enterrados bajo las ruinas de mi credulidad. Pero nadie ha conseguido arrebatarme la luna: las manos de la abuela me la ofrecen cada tarde para merendar, montada en pan y bañada en miel.

En el Planetario, no me queda otra que explicar esas tonterías de meteoritos y cráteres de impacto pero, al oído de los que aún saben soñar, susurro la verdad: la luna está hecha de queso. Y el que lo dude, que venga a merendar a casa de la abuela.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Cunca de Palabras Arzúa 2024, Ronda 1) noviembre 2024

jueves, 21 de noviembre de 2024

EL ESCONDITE PERFECTO

El atraco había salido a pedir de boca y se había hecho con un sustancioso botín. No obstante, el tembloroso director del banco había tardado algo más de la cuenta en abrir la caja fuerte y ese ínfimo retraso le habían echado encima a dos patrullas que entraron en escena justo cuando él doblaba la esquina a toda velocidad.

Con la policía pisándole los talones, buscó frenéticamente un plan de evasión que le salvara el pellejo y, al pasar frente al tanatorio, le pareció una idea genial despistarlos allí. La potencia de su coche deportivo -llamativo, ciertamente, pero muy eficaz- le concedió unos pocos minutos de ventaja, que le permitieron llegar al patio de acceso derrapando, salir del vehículo a la carrera y traspasar la puerta del edificio simulando una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir.

De un vistazo, constató en el panel del vestíbulo que la sala número 9 estaba desocupada, aceleró por el pasillo hasta la puerta que ostentaba dicho número y se deslizó en el interior en penumbra. Unas voces que se aproximaban le impulsaron a zambullirse precipitadamente dentro del solitario ataúd que allí se encontraba. ¡Justo a tiempo! Alguien entró en la sala y el féretro comenzó a moverse. Fabuloso: iba a escapar a hombros por la puerta grande, ante las mismísimas narices de sus perseguidores.

La caja dio un vaivén y, en la oscuridad, un cuerpo frío topó contra el suyo, mientras fuera una de las voces protestaba: “a ver si arreglan ese dichoso 6 de la puerta, que no hace más que girarse. Cualquier día vamos a tener un disgusto”. El olor del humo en sus fosas nasales y el crepitar de las llamas a su alrededor le confirmaron que la policía no le iba a encontrar nunca.

Tercer Premio en el Certamen de Microrrelatos "Algeciras Fantástika", organizado por el Ayuntamiento de Algeciras y la Universidad de Cádiz (noviembre 2024)

miércoles, 20 de noviembre de 2024

SI TIZIANO LEVANTARA LA CABEZA

El Museo del Louvre está muy concurrido. Fernando y Carolina llevan un buen rato tratando de abrirse paso entre la abigarrada multitud que aguarda turno con impaciencia para ver La Gioconda.

- Por aquí hay un hueco -dice ella de repente, soltando la mano de su novio para escabullirse por un angosto resquicio entre el gentío.

- ¡Espera, Carolina!

Fernando estira el cuello, intentando seguir la pista de la rubia cabellera por encima del mar de cabezas. Momentos después, la joven llama su atención desde uno de los laterales, indicándole por señas que ella ya ha visto el cuadro y que le espera fuera de la sala. Fernando sigue avanzando penosamente hasta quedar frente a la sobria sonrisa de la famosa dama, saca la obligada fotografía y sale aliviado a la galería principal, donde espera reencontrarse con su novia.

Sin embargo, aunque la densidad humana es considerablemente menor en el amplio corredor que en la salita, no consigue localizar el llamativo vestido azulón de Carolina. Echa mano del móvil, marca el número de la joven y, para no variar, salta el buzón de voz. Al guardarlo de nuevo en el bolsillo del pantalón, refunfuñando, una mancha de un vivo azul en la inmaculada tarima de madera clara llama su atención: se agacha a recoger del suelo, junto a la pared, el vestido que llevaba puesto la muchacha y lo examina, incrédulo. ¿Qué demonios...?

Perplejo, alza la vista hacia el cuadro que cuelga ante él. Lo conoce: la hermosa Dánae yace desnuda, reclinada sobre el lecho junto a un amorcillo alado, viendo caer sobre ella la lluvia de oro de Zeus. Un escalofrío se enrosca en su espina dorsal y el aliento se le atora en la garganta. Y no porque el divino aguacero esté dejando su camisa toda salpicada de gotitas doradas, ni siquiera porque el querubín le esté saludando con la mano mientras le guiña un ojo. No. Es la propia Dánae la que le tiene pasmado, ese rostro que le mira directamente a los ojos, con una pícara sonrisa y los rasgos de Carolina estampados en el lienzo.

Publicado en la Revista Digital "Pansélinos" nº 34 (noviembre 2024)

martes, 19 de noviembre de 2024

IRRESISTIBLE ATRACCIÓN

Aquella torrija me estaba llamando. Desde el otro lado del escaparate, me hacía todo tipo de guiños. Tenía un aspecto tan apetitoso, con su azúcar y su canela, y ese charquito de almíbar en el centro... Indiscutiblemente, me sonreía. Y yo nunca he podido resistirme a una dulce sonrisa.

Incluso a sabiendas de que tenía prohibida la entrada en la cafetería por un malentendido, días atrás, en el que me acusaron de robar un pastelillo de crema, me arriesgué a colarme furtivamente y, en un despiste de la dependienta, aferré la torrija con el pico y salí volando con ella.

Finalista y publicado en el libro recopilatorio del X Concurso de Microrrelatos del Ayuntamiento de Godella (noviembre 2024)

sábado, 16 de noviembre de 2024

HORA DE MERENDAR

La tarde sesteaba tranquila bajo un sol de justicia, discurriendo las horas tan mansamente como las aguas del río que bañaba las tierras anejas al pueblo. Las nubecillas blancas que tiznaban de cuando en cuando el límpido azul resultaban insuficientes, en cualquier caso, para atenuar el implacable calor del mes de agosto.

En el interior de la casa solariega, resguardada del horno exterior por sólidas contraventanas de madera, los niños correteaban incansables por el patio, persiguiéndose y chillando, esquivando macetas y taburetes, salpicándose unos a otros con el agua de la fuente central cuando se arriesgaban a abandonar la fresca sombra de los soportales.

La abuela los observaba por el rabillo del ojo, sin detener en ningún momento el vertiginoso ritmo de sus agujas -eran muchas las bufandas a tejer para tanto nieto antes de que llegasen los fríos-, disimulando a duras penas la sonrisa benevolente que pugnaba por asomar a sus labios. No podía dejar que los chiquillos la pillasen sonriendo, no si pretendía regañarles con éxito la próxima vez que el abuelo se asomase a la ventana del piso alto pidiendo silencio para dormir la siesta en paz. Ah, ahí estaba, mucho iba tardando ya: la contraventana de madera golpeó violentamente contra la pared y una cabeza de canas despeinadas y expresión furibunda hizo su aparición.

- ¿Es que es imposible tener un poco de paz en esta casa? -vociferó.

- Niños... -amonestó blandamente la abuela.

Los pequeños, parcialmente empapados, se acercaron a la carrera y la rodearon.

- Ya no es hora de dormir, abuela -protestó el mayor.

- Y tenemos hambre -gimoteó otro.

- ¡A merendar! -exclamó una de las niñas, palmoteando entusiasmada.

El coro de voces se elevó de nuevo, sumándose unánime a la petición. La abuela alzó la vista hacia la ventana abierta.

- ¿Has oído, Ignacio? Anda, baja aquí y corta un poco de jamón.

En la habitación se oyeron refunfuños roncos y luego unos pasos pesados descendieron la escalera.

- Id a lavaros las manos, niños.

La tropa voló hacia el cuarto de baño entre gritos y empujones, risas y carreras a ver quién llegaba antes, mientras la abuela hacía a un lado la labor y se reunía con su marido en la cocina. El abuelo había levantado la bolsa de tela que cubría la jamonera y, con habilidad y paciencia, iba cortando lonchas finísimas de la jugosa pata bien curada. De cuando en cuando, alguna desaparecía entre sus dientes, sabedor de que aquellos diablillos devorarían hasta la última migaja. Cuando la abuela se acercó para llevarse el plato lleno, le acercó a los labios el último trozo, más corto y más grueso, como sabía que a ella le gustaba. La sonrisa y el guiño de la mujer fueron su recompensa.

Puesto de nuevo el saco en su lugar, bien limpio el afilado cuchillo, y ya sin rastro de grasa en las manos, el hombre salió al patio para contemplar al grupo de bulliciosas criaturas que daban buena cuenta del plato de jamón, las rebanadas de pan de pueblo cubiertas de espesa miel, y la jarra de limonada bien fría de la que, como de costumbre, su esposa le había reservado un vaso.

Mientras saboreaba el helado refresco, calculaba mentalmente cuántos días faltaban aún para que finalizasen las vacaciones escolares, sus hijos vinieran a llevarse a los chiquillos, y la calma volviese a reinar en la casa, por fin. Dio otro sorbo a la bebida para poder ocultar su sonrisa detrás del vaso, consciente de que al día siguiente de su partida ya los estaría echando de menos.

- Voy a cortar más jamón -masculló, girando en redondo antes de que los pequeñuelos pudieran sorprender en su rostro algún atisbo de ternura: con que mangoneasen a su abuela ya era suficiente.

Finalista de la VIII edición del Concurso de Relatos "Cuarto y Mitad" (Biblioteca Municipal Mario Vargas Llosa de Madrid y Mercado Barceló), noviembre 2024

EFECTO MARIPOSA

Nunca había estado en un lugar tan hermoso” dijo la mariposa, trazando sus colores un arco iris sobre el lago helado. El dibujo llamó la atención de un colibrí, que desperezó sus plumas con gran derroche de energía, creando una corriente de aire que sacó de su sueño invernal a una ardilla roja de larga cola quien, al asomarse a la entrada de su madriguera, provocó un pequeño alud desde una rama cercana. Y así fue como la bella mariposa acabó enterrada bajo un copo de nieve.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, noviembre 2024)

viernes, 15 de noviembre de 2024

LA BELLEZA NO ES SUFICIENTE

Lo encontramos en su despacho, ahogado en un océano de fórmulas pulcramente anotadas en folios blancos, garabateadas de cualquier manera en pedazos de papel cuadriculado arrancados del esqueleto de lo que algún día fue una libreta, dispersas en servilletas de papel con el emblema de algún local exótico, cuidadosamente agrupadas en un rimero de cuadernos de espiral.

Cuando llegamos, las letras griegas danzaban en corros sobre la pizarra; los símbolos matemáticos se columpiaban entre las sillas; las ecuaciones físicas se deslizaban a lo largo de la mesa y patinaban por el suelo de tarima. Constantes, incógnitas, polinomios, derivadas y logaritmos armaban un alboroto inimaginable. Y allí en medio estaba él, con el rostro casi translúcido de tan pálido, la boca abierta, y el asombro de la Verdad Universal grabado en los ojos inertes.

Desde entonces, su voz nos llega cada noche desde las estrellas, como un eco lejano que recita sin cesar su teorema inacabado. Nosotros escuchamos con atención, conservando aún cierta esperanza de que, en algún momento, nos revele el axioma final que le dé a todo esto el sentido que solo él llegó a atisbar.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "la belleza del caos") noviembre 2024

miércoles, 13 de noviembre de 2024

YA ES TIEMPO

Este año, la nieve ha llegado temprano a Sarnago. Las laderas de la montaña han mudado el verde en blanco de la noche a la mañana, por sorpresa, como un regalo inesperado. Eutimio, alertado por los aromas a ventisca y a escarcha de días pasados, ha reunido una buena provisión de leña seca. Pero todavía no es tiempo de prender el hogar: las paredes de piedra añeja de su casa se resisten a desprenderse del todo de los ya lejanos calores veraniegos y de la breve bonanza del reciente otoño.

Esta mañana, Eutimio se pone en marcha con el rebaño hacia pastos más despejados en busca de los brotes más tiernos, sin parar mientes en sus viejas articulaciones, que lo han estado incomodando las últimas semanas. Pero hoy no puede más: una de las cuestas de Valduérteles le traiciona y su tobillo izquierdo se quiebra como una rama reseca, menguada aquella agilidad de la que hacía gala en sus años mozos.

Pide ayuda en la casa más próxima, una mujer sale a socorrerlo, el buen mozo de su hijo lo entra en la cocina, lo acomoda en un banco junto al fuego que, aquí sí, arde bajito para que la olla de la sopa impregne con su sabrosa fragancia la estancia entera. “No puedo quedarme”, se lamenta, “las ovejas...”. La mujer lo retiene, lo apacigua. “Mi hijo las lleva”, ofrece. El zagal asiente, coge su zamarra, sale decidido a los copos que revolotean en el aire mañanero. Silba a su perro y, juntos, corren tras el rebaño que sigue el camino trillado.

Eutimio agradece el ungüento en su pie maltrecho, el guiso caliente, el relevo en su incesante ir y venir. “¿Querrá el muchacho ser pastor?” La mujer sonríe y él se hunde nuevamente en el cuenco de sopa, aliviado.

Publicado en el libro recopilatorio del I Concurso Literario "Abel Hernández" (Asociación de Amigos de Sarnago, Soria), octubre 2024

Podcast (noviembre 2024): https://www.youtube.com/watch?v=csjlSuVtzh0

domingo, 10 de noviembre de 2024

VOLAR ALTO

Mientras conduzco de camino a casa, voy escuchando por la radio un programa sobre inclusión y diversidad de género. De vez en cuando, echo un rápido vistazo por el retrovisor hacia mis dos retoños, que juegan en el asiento trasero, dichosamente ajenos a etiquetas y convenciones a las que somos tan aficionados los adultos. Un niño y una niña a los que yo procuro educar sin diferencia alguna entre ellos, cosiendo en su espalda, con cariño y paciencia infinitas, las alas que les permitan volar alto, muy alto, tan alto como para alcanzar la felicidad.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (noviembre 2024)

 

sábado, 9 de noviembre de 2024

ASOMARSE A UN SUEÑO

No necesita un calendario para saber que el invierno está ya a las puertas: lo siente en las entrañas. Pero antes de que las nieves pinten de blanco Salamanca tiene una cita importante, como cada año, y debe prepararse bien.

Aunque el ejercicio nunca ha sido su fuerte, llegadas estas fechas el esfuerzo es ineludible: estiramientos al amanecer, flexiones a la caída de la tarde, controlar la respiración, beber mucha agua. Llegado el gran día, rebosa vitalidad por todos sus poros y se encuentra más que dispuesto.

Cuando ve a los corredores preparados en el Paseo de San Antonio, alza sus ramas al cielo y sacude sus hojas, uniendo su murmullo al del viento para animarles, como en cada San Silvestre. Anhela alzar las raíces del suelo, saltar la tapia, correr con ellos, ganar la medalla al primer árbol en cruzar la meta.

Quizás el año próximo.

Relato Destacado en el XII Concurso de Microrrelatos "San Silvestre Salmantina" (noviembre 2024)

lunes, 4 de noviembre de 2024

LO QUE DEJARON LAS LLUVIAS

La larga cola de novicias que se estaba formando en la plaza llamaba la atención de los transeúntes, pero no tanto como verlas saltar, una a una, al charquito informe que había quedado tras las lluvias de la última madrugada, y en el que se reflejaba un cielo ahora despejado y de un límpido azul. Aunque, bien mirado, no era el salto en sí lo que provocaba una absoluta estupefacción, sino el hecho de que las muchachas fueran desapareciendo en su interior con una beatífica sonrisa en los labios y un eco lejano de clarines y trompetas.

Ganador semanal de Relatos En Cadena de la SER (noviembre 2024, semana 7)

jueves, 24 de octubre de 2024

TARJETA DE VISITA

Aquel cráneo coqueto y refinado llamó mi atención desde las profundidades de las sucesivas capas de carne, músculo y piel, a través del denso maquillaje, bajo las gafas de sol y la pamela de paja. Hacía ya algún tiempo que había resuelto jubilarme, pero una formación ósea tan tentadora como aquella me hacía sentir de nuevo ese cosquilleo en las entrañas que me empujaba sin remisión hacia mi próximo cliente.

No podía dejar pasar la ocasión. Me prometí a mí mismo por enésima vez que aquella sería la última y extraje del bolsillo interior de mi chaqueta uno de aquellos cartoncitos blancos con letras doradas sobreimpresas que me habían granjeado una extensa aunque controvertida reputación.

Jíbaro Benítez, de profesión mondacamochas, para servir a Dios y a usted. Cómodos plazos, atención personalizada. Visita a domicilio sin compromiso. Garantizo vitrina de primera línea en museo de reconocido prestigio.”

Publicado en el libro recopilatorio del 6º Concurso de Microrrelatos "Círculo Creativo" (Fundación Círculo Burgos), octubre 2024

jueves, 17 de octubre de 2024

SIN REMEDIO

Aún conservaba cierta esperanza de avivar nuestra pasión con el vestido rojo, muy ceñido, muy corto y muy escotado, que acababa de comprarme. La cara de alegría de Ernesto al entrar en el salón y verme reclinada en el sofá con él puesto no tuvo precio. Tampoco lo tuvo mi cara de estupefacción al verle salir corriendo a coger la cámara de fotos para disparar como un loco desde todos los ángulos habidos y por haber, antes de encerrarse en el cuarto de revelado. Puse los ojos en blanco y le di quince minutos para hacer la maleta.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (octubre 2024)

miércoles, 16 de octubre de 2024

LA IMPERFECCIÓN DE LOS OCASOS DE AGOSTO

En el aniversario de su boda, cada año sin falta, subía a los acantilados de la Cala del Moral y desde lo alto vivenciaba los ocasos de agosto como si ella aún estuviera a su lado, olvidando por unos dichosos momentos la disforia que le dominaba en los últimos tiempos. El undísono mar danzaba a sus pies, trayendo el eco de su amada voz en cada gota de espuma, en cada soplo de brisa, en cada destello del agua.

Como cada año, traspasaba la baranda de madera, cerraba los ojos, extendía los brazos y se dejaba caer, anhelando el choque contra las rocas que le llevase, al fin, con ella. Y, como cada año, se sumergía suavemente entre las olas, frenado por una fuerza invisible que dejaba el rastro de un beso salado en sus labios antes de disolverse en los azules reflejos. Hasta el año siguiente.

Ganador del mes en el IX Concurso de Microrrelatos del Círculo Cultural Bezmiliana (Rincón de la Victoria, Málaga), septiembre 2024

martes, 15 de octubre de 2024

TÚ Y YO

Desde que lo esculpí, hace más de 300 años, le he seguido en su periplo por museos y galerías. Siempre a espaldas de los celadores, busco sus dedos con los míos para sentir ese íntimo vínculo que nos une. Dicen que el arte es eterno; al parecer, los artistas también.

2º premio en el XXIV Concurso de Nanorrelatos "Escríbeme una foto" (Asociación Escritores en Rivas), octubre 2024

sábado, 12 de octubre de 2024

BEL CANTO

Nadie dudaba de que la directora del coro dirigía a sus alumnos con gran maestría. Hasta que algunos rítmicos graznidos comenzaron a mezclarse con las delicadas voces. La directora cortó la canción con un gesto y, asomándose a la ventana, vociferó hacia la arboleda: “¡Tendrías que estar encerrado en una jaula, maldito pajarraco!”. Después, reanudó el ensayo mientras el jardinero parpadeaba, atónito, aún con la boca abierta y un resto de su canturreo pegado en la lengua.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, octubre 2024)

jueves, 10 de octubre de 2024

UN HADA MADRINA CON MONO

Berta bajaba la escalera con la bolsa de la compra bajo el brazo y el monedero en el bolsillo cuando se cruzó con Eloisa, que subía con las mismas trazas, aunque su bolsa iba llena y su monedero casi vacío. Se detuvieron unos instantes para rezongar sobre lo caro que estaba todo. “Y encima mi marido se queja de que siempre cocino lo mismo. Cualquier día de estos le voy a dejar solo ante una sartén, a ver qué hace”. “¿Y cuando hay fútbol, qué? No hay manera de cenar en condiciones”. “¡Cómo lo odio! Ojalá se fundiera la antena de una maldita vez y pudiéramos tener una tarde de sábado tranquila”.

En ese momento, una mujer enfundada en un mono con el logo de una empresa de antenas abordó el rellano donde las otras dos conversaban. “Quizás hoy la suerte esté de vuestra parte y se muera la antena. Así tendréis toda la tarde para entreteneros con vuestros maridos en otros menesteres no futboleros” les dijo. Y, guiñándoles un ojo, siguió su camino hacia el tejado. Berta y Eloisa intercambiaron una risita pícara y corrieron a preparar la lencería para la velada especial que les brindaba aquella improvisada amiga.

Ganador de la IV edición del Certamen "Un amor, cualquier amor" (Bibliotecas Municipales de Leganés), octubre 2024

miércoles, 9 de octubre de 2024

¿PARA QUÉ ESTÁN LAS AMIGAS?

Rapunzel, a falta de pañuelo, le ofrecía a Cenicienta el extremo de su larguísima cabellera para que enjugase el torrente de lágrimas que corría sin freno por sus mejillas, cuando Mulán asomó la cabeza.

- ¿Qué ocurre?

Blancanieves señaló a la afligida joven.

- El hada madrina se ha jubilado.

- ¿Y?

- ¡Que no podré ir al baile para enamorar a mi Príncipe Azul!

Y Cenicienta estalló en un nuevo y redoblado acceso de llanto.

Mulán la tomó por los hombros y la sacudió sin miramientos.

- ¿Y para qué están las amigas?

Cenicienta parpadeó, algo aturdida tras el zarandeo.

- Es que no tengo vestido, ni zapatos de cristal, ni calabaza tirada por ratones...

Mulán adoptó una pose militar y tomó el mando.

- Rapunzel, préstale un vestido y unas zapatillas de baile. Blancanieves, busca una carroza que tu madrastra no utilice esta noche. Yo la guiaré.

Y así, Cenicienta pudo acudir al Baile Real y pasarse la noche esquivando al Príncipe Azul, que resultó ser un pelmazo insoportable. Y, al dar las doce campanadas, aunque no tenía hechizo que romper, se dio a la fuga para no perderse la fiesta de pijamas de sus tres amigas, mucho más divertida que la Corte.

Finalista en la IV edición del Certamen "Un amor, cualquier amor" (Bibliotecas Municipales de Leganés), octubre 2024

lunes, 7 de octubre de 2024

YO OS ESPERO FUERA

El fiscal explica las circunstancias de la detención del acusado, vestido de Adán en el baile de máscaras del décimo aniversario de boda del alcalde. El inquietante disfraz -tan solo una hoja de parra estratégicamente colocada- ocasionó el desmayo de la esposa del alcalde y, al cotejar las huellas del hombre en la base de datos de la policía, constaban varios episodios similares en meses anteriores. Había prometido no volver a delinquir, pero el incumplimiento reiterado de su palabra obliga al juez a dictar, esta vez, una sentencia más severa.

Mientras lo sacan de la sala, se alza una indignada voz de protesta junto con unas carnes opulentas cubiertas solamente con una diminuta hojita de parra y una suntuosa melena rubia. Los alguaciles, a instancias del juez, se llevan también a la mujer. La serpiente, más avispada, se escurre en silencio entre los asientos con la manzana en la boca.

Publicado en el Concurso de Microrrelatos sobre Abogados (octubre 2024)

miércoles, 2 de octubre de 2024

LA BUENA VECINDAD

Leo se pasó toda la noche aullando. Clara, la vecina de arriba, al fin pudo estrenar aquellos tapones de cera para los oídos que le regalaron en el avión cuando fue de viaje de novios a Mauricio. Isabel, la vecina de abajo, apiló todas las almohadas que encontró en la casa y metió la cabeza debajo para amortiguar lo más posible el lastimero sonido. Pablo, el vecino de al lado, estuvo tentado en varias ocasiones de llamar a la policía para protestar contra el dueño del perro, alegando que debía de estar muy senil para dejar que el animal se pasara la noche aullando de esa manera. A nadie se le ocurrió pensar que Leo, única compañía de Don Marcial, estuviese entonando un canto fúnebre por su amo.

Finalista de agosto en el XI Certamen de Microrrelatos Javier Tomeo. Publicado en la revista "Compromiso y Cultura" nº 118 (Asociación Literaria y Artística Poiesis), octubre 2024

martes, 1 de octubre de 2024

TODO SON VENTAJAS

Desde que él está en casa, a mamá se la ve más contenta. Todos estamos de acuerdo en que es mucho mejor que papá.

A mí me lee cuentos por las noches hasta que me duermo, sin una sola protesta, ni siquiera si le hago repetir varias veces la misma historia. Tiene una paciencia infinita con Carlitos, que ahora está pasando por esa incómoda fase de escupir la comida, pero cuando vuelve mamá del trabajo, él ya tiene relucientes el suelo y las paredes de la cocina, como si no hubiera pasado nada. Además, nunca nunca nunca se enfada con nosotros ni nos grita.

Pero lo más importante, según mamá, es que si se estropea, como le pasó a papá, no tendremos que ensuciarnos cavando un hoyo en el jardín de atrás: bastará con apretar el botón que pone “off”.

Publicado en la Revista Digital "Pansélinos" nº 32 (septiembre 2024)

Podcast ("La Página Sonora" de Onda Cero), noviembre 2024: https://drive.google.com/file/d/1sQHQwH7WKcNRA0pSCxZ0gZS3hw0s4s8X/view

lunes, 30 de septiembre de 2024

FUSIÓN

Él siempre vestía de riguroso negro de los pies a la cabeza, incluida la ropa interior. Ella, por el contrario, no usaba ninguna prenda que no fuese del blanco más impoluto.

El día que chocaron en un pasillo del metro, girando la esquina, cada uno con sus prisas y sus pájaros en la cabeza, un insólito cataclismo los sacudió y se olvidaron del trabajo, del dentista, de los recados, del banco. Cogidos de la mano salieron al exterior, recalaron en la terraza de un café y pasaron allí el resto del día intercambiando gustos, sueños y pesares. Al final de la tarde, ya habían decidido hacer honor a la teoría de la atracción de los polos opuestos alquilando un apartamento para iniciar una nueva vida juntos.

Lo primero que hicieron para celebrarlo fue adoptar un gatito. Gris, por supuesto.

Publicado en la Revista Digital "Pansélinos" nº 32 (septiembre 2024)

domingo, 29 de septiembre de 2024

PROMESAS, PROMESAS...

Cada año, en nuestro aniversario, viene a visitarme. Y cada año me jura, con la mano en el corazón, que la próxima vez se quedará conmigo de manera permanente. “Pero todavía no puede ser”, me explica, “ahora hay nietos de por medio, los chicos aún me necesitan... el año que viene, seguro”. Su sonrisa es triste, de disculpa, y mientras la veo descender la colina de vuelta al pueblo, su paso se me antoja más vacilante, más fatigoso. Con un suspiro conmovido, me despido de ella agitando la mano, aunque sé que no se girará para mirarme, nunca lo hace.

De nuevo solo, me ocupo en esos pequeños menesteres que me mantienen entretenido: quitar las hojas secas que caen del viejo castaño, hacer ramilletes de margaritas silvestres para el jarrón que ella me regaló, sacar brillo a las letras doradas de mi nombre. Del bolsillo hecho jirones de mi chaqueta saco su fotografía, descolorida y ajada, como yo mismo, y se me vela la mirada ante su rostro, tan joven, tan sonriente.

Recojo la rosa blanca que, como siempre, ha dejado sobre la lápida, y me la pongo en el ojal, hasta el año que viene.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "el dolor de un precioso recuerdo") septiembre 2024

domingo, 22 de septiembre de 2024

UN LARGO VIAJE

Aquella tarde recorría el paseo que bordea los acantilados de El Cantal. Mis pasos eran calmos, mis ojos acariciaban las aguas lisas, que reverberaban en la evanescencia dorada del ocaso. Me acodé en la baranda para deleitarme con el maravilloso espectáculo pero, apenas había tornado el naranja en cárdeno, cuando un festín de luces y sombras emergió del mar, depositando en la superficie un islote cuajado de eucaliptos y baobabs. Atónito, vi cómo el singular atolón flotaba hacia mí sobre la senda de un incipiente rayo de luna hasta encallar suavemente en las rocas, a mis pies. Y, en lo más alto del más alto de los árboles, una exuberante rosa tendía hacia mí sus delicados pétalos. Sin dudar, salté la baranda, descendí la pared, tomé la flor y regresé para reunir al fin a los dos amigos. Desde lo alto de su planeta de metal, el Principito sonrió.

Finalista del mes en el IX Concurso de Microrrelatos del Círculo Cultural Bezmiliana (Rincón de la Victoria, Málaga), agosto 2024

sábado, 21 de septiembre de 2024

DOS POR UNO

Andábamos enzarzados en continuas peleas cuando supimos que nuestro hijo tenía autismo. De inmediato, firmamos un tácito compromiso de no agresión para poder brindarle todo nuestro apoyo, el de los dos: no era el momento de agravar la situación con un divorcio. La comunicación con él no resultaba fácil pero, a base de intentarlo, mejoró la nuestra. Ensayábamos un abrazo entre nosotros antes de animarle a él a que probase, con uno o con el otro, no debía haber diferencia. Así, andando el tiempo primero y corriendo después, él logró el alta médica y nosotros una segunda oportunidad.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (septiembre 2024)

jueves, 19 de septiembre de 2024

REENCARNACIÓN

De nada servía ahora lamentarse por la vida disoluta e infame que había llevado. Condenado a volver a empezar desde el peldaño más bajo, no le quedaba otra que hacer méritos para ir ascendiendo hasta volver a ganarse su anterior condición humana.

Suspirando resignado, el sapo saltó a la charca para atrapar una mosca que pasaba y, mientras la atraía hacia sí, reconoció en los ojos del bicho la mirada espantada y suplicante del que fue su cuñado.

Lo engulló con absoluta satisfacción: ya empezaría a redimirse mañana.

Finalista del V Concurso de Microrrelatos "Gadis Supermercados" (septiembre 2024)

domingo, 8 de septiembre de 2024

ÉRASE UNA VEZ...

Convencido de su encanto personal y de sus posibilidades de triunfar donde tantos otros han fracasado, el príncipe se cubre con las galas más lujosas, escoge las rosas más bellas de su jardín y encarga a su palafrenero que cepille bien su alazán favorito y le trence las crines con esmero. Todo eso para descubrir que a su sangre real no se le aplica ningún trato de favor y que, al no descifrar el enigma, su cabeza rueda exactamente igual que la de la mayoría de los mortales.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, septiembre 2024)

jueves, 5 de septiembre de 2024

SOMBRA

Nunca había prestado atención a la oscura silueta que llevaba siempre pegada a mis talones, pequeña y densa unas veces, alargada y casi transparente otras. Hasta la noche en que, a la turbia luz de una farola, la vi estirarse, erguirse, cernirse sobre mí con los brazos abiertos. Una fría dentellada en el alma y me hallé tendido en el suelo, mera silueta sin color ni volumen. Desde entonces, voy a todas partes pegado a mis propios talones -que ahora son ajenos- como un títere sin voluntad, escudriñando cada farola en busca de aquella turbia luz.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" para el concurso "Encadenados al Verano" (ronda 2), agosto 2024

lunes, 2 de septiembre de 2024

PARTURIENTA

Yacía en la cama, exhausta, contemplando su reflejo en las diminutas pupilas de aquel trocito de sí misma que le había costado sangre, sudor y lágrimas. Negros nubarrones la envolvieron cuando un par de firmes brazos le arrebataron a la niña, con la cantinela de "imposible", "oprobio", "necesario".

Ahora, toda una vida después, cuando sus codiciosos hijos la apartan fríamente del camino de su jugosa herencia, sin un solo recuerdo feliz en su equipaje, encuentra la paz en esta olvidada residencia, en manos de una amable cuidadora, cuya peculiar marca de nacimiento lleva grabada a fuego en el alma.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" para el concurso "Encadenados al Verano" (ronda 1), julio 2024

lunes, 26 de agosto de 2024

EL ESPECTÁCULO DEBE CONTINUAR

El pueblo sesteaba tranquilo al calor de finales de junio cuando, desde las afueras, llegó un soniquete que avanzaba hacia la Plaza Mayor. Recorriendo calles y callejas, plazuelas, pasajes y travesías, el alboroto alcanzó al fin las puertas del Ayuntamiento y allí acampó.

No se había visto nunca nada igual: un viejo tocando una herrumbrosa armónica a cuyo compás bailaba una cabra, en equilibrio con una pata sobre una pirindola que giraba y giraba sin cesar. El animal agitaba las otras tres pezuñas en el aire mientras emitía sonoros balidos para llamar la atención de los vecinos. Éstos habían ido acudiendo en lento goteo y, a la sazón, rodeaban a la insólita pareja, unos frunciendo el ceño con desaprobación, otros llevando alegres el ritmo con el pie sobre los adoquines, la mayoría con ojos y boca abiertos por el asombro.

El vozarrón de don Florencio, el alcalde, se alzó indignado: “¡aquí no hay quien duerma!” y a continuación unos calcetines rojos salieron volando por la ventana de su cuarto, seguidos del gorro de dormir a juego. Las prendas fueron a caer en un charquito, que las engulló con presteza; luego empezó a devorar la acera, los edificios también desaparecieron uno a uno en su interior y, por último, se tragó enterita la Calle Mayor, con público y todo.

Entonces el viejo dejó de tocar, plegó el charco con sumo cuidado y, guardándolo en un bolsillo de la chaqueta, junto a la armónica, enfiló con la cabra hacia el pueblo siguiente.

Segundo Premio en el I Concurso de Microrrelatos "De simiente y pueblo" organizado por "Casa Visi" (Gordoncillo, León), agosto 2024

miércoles, 21 de agosto de 2024

DISECCIÓN

No sabría decir qué parte de tu cuerpo considero más importante. Sé que no podría prescindir de tus manos ni de sus caricias como alas de paloma en mi piel. Tampoco del brasero que tus pies me ofrecen en invierno, bajo las sábanas, para derretir el hielo de los míos. Ni de tus ojos, esos balcones llenos de promesas que me hacen seguir adelante si el pesar me acecha. Pero, al final, cuando me duermo enroscada a ti cada noche, es tu corazón el que marca el ritmo de mis latidos.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, agosto 2024)

lunes, 19 de agosto de 2024

PASIÓN POR EL DULCE

Cómodamente arrellanado en el sofá, con los ojos cerrados, aplica su fino oído a los sonidos que llegan desde la cocina. A través de ellos, puede imaginar a Carolina rallando limones, tamizando harina, amasando con energía, preparando la sartén para freír. La visualiza dando forma a las rosquillas, hundiéndolas en el aceite hirviendo, volteándolas, poniéndolas a escurrir antes de cubrirlas con azúcar. Y cada uno de estos pasos le va tatuando un gruñido más en el estómago, le va regando con más saliva la lengua. Las ventanas de su nariz aletean tratando de captar el esquivo aroma que navega por el pasillo, incitándole, seduciéndole, provocándole. Fantasea con uno de los redondos dulces colocado ante él en un plato, doradito y esponjoso, aún caliente, y se relame al pensar en el mordisco inicial, la explosión de sabor en su boca, el placer sin aditivos. Suspira y, rendido a la tentación, salta del sofá y pone rumbo a la cocina, hacia las rosquillas recién hechas, para intentar endulzarse los bigotes con algo más consistente que un simple “miau”.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "emoción previa de lo bueno que está por suceder") agosto 2024

domingo, 18 de agosto de 2024

UN ALMA SENSIBLE

Mi hermana pequeña dice que oye crecer el musgo en el jardín, incluso si el visillo de la ventana de nuestro cuarto está echado. Puede predecir con toda exactitud cuándo abrirá sus pétalos la primera margarita de la primavera, cuándo encenderá su farol la primera luciérnaga del verano, o cuál de las encinas del parque escupirá la primera bellota del otoño. Los demás hermanos se burlan, pero yo sé que ella es especial y, cada noche, en mis oraciones, solicito una única gracia: que no sea ella el primer copo de nieve que vuele lejos el siguiente invierno.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (agosto 2024)

sábado, 17 de agosto de 2024

ME FALTAS TÚ

Ahora que ya no estás, busco a diario todo tipo de pequeñas tareas que me mantengan ocupada, desde limpiar el polvo al interior de los libros hasta pegar una y otra vez esa patita de tu caballo de cristal favorito que se empeña en seguir desprendiéndose del pobre animal, cabizbajo y opaco desde que faltas. Todo para no tener que sentarme en mi sillón y enfrentarme al tuyo, que languidece deshabitado entre las sombras del atardecer.

Ahora que ya no estás, envuelvo mi cuerpo desamparado en una manta de recuerdos. Nuestros paseos por el parque cogidos de la mano, compartiendo paraguas, cuando me robabas un beso con la excusa de enjugar de mi rostro las gotas de lluvia. Nuestras noches de lectura junto al fuego mientras el gato, tras el ventanal, jugaba al escondite con la luna. Nuestros momentos tiernos, los apasionados, los cómplices. Las palabras y los silencios, las sonrisas, los roces, las miradas.

Siempre supe que no era perfecta, aunque tú lo refutases entre risas, pero ahora que ya no estás me siento, además, incompleta. Nunca pensé que el amor eterno pudiera pesar como una losa en tu ausencia.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "nada es eterno, nada está completo, nada dura para siempre") junio 2024

viernes, 16 de agosto de 2024

NINGÚN PLAN ES PERFECTO

Subido en lo alto de la muralla, oteando el pacífico horizonte teñido de púrpura y carmesí, intento convencerme de que las predicciones de los augures no se cumplirán. Al parecer, el torno del incierto futuro puede derivar anárquico y desbaratar nuestro presente, si aciertan a traspasarlo individuos subversivos con intenciones de alterar el tejido del espacio-tiempo. Como buen gobernante precavido, tengo avisado a un pelotón de guardias con varias cestas de juncos y, si alguno de estos sujetos se digna aparecer, será convenientemente embanastado y conducido a lejanas tierras allende los mares. Me han dicho que en Torre de Benagalbón existe una almenara que, llegado el caso, puede ejercer de prisión.

Y, mientras me ocupo en tales cavilaciones, el anárquico torno se abre a mis pies en vez de en el horizonte y me engulle, lanzándome de cabeza al incierto futuro, que resulta mucho más divertido de lo que presagiaban.

Finalista del mes en el IX Concurso de Microrrelatos del Círculo Cultural Bezmiliana (Rincón de la Victoria, Málaga), julio 2024

jueves, 15 de agosto de 2024

EL TÚNEL DE LAVADO SE SIRVE FRÍO

Nunca conseguí aprender a nadar. De pequeña le tenía un miedo cerval al agua de la playa o de la piscina, incluso la bañera me producía una extrema inquietud si me detenía a pensar sobre qué tipo de monstruos podían ocultarse al acecho bajo la espumosa superficie, y me quedaba muy quieta intentando identificar cualquier ondulación sospechosa o el roce de algún apéndice extraño contra mi piel. Por el contrario, la lluvia siempre me produjo una curiosa sensación de bienestar, ya viniera de las nubes o de la ducha.

Mi marido se burla a menudo de lo que él llama mis manías, sin tener en cuenta las suyas propias, que no son pocas. Pero claro, lo suyo son “originalidades” mientras que lo mío no son más que “chifladuras”.

Hoy, harta ya de tanto pitorreo, aprovecho que se ha quedado traspuesto en el coche para detenerme en una gasolinera y entrar en el túnel de lavado. Los chorros de agua que azotan la carrocería me transportan al séptimo cielo, pero él se despierta aterrorizado, chillando y manoteando como un poseso.

Yo disimulo las carcajadas mientras compongo mi cara de chiflada más inocente y finjo no saber nada de su original claustrofobia.

Finalista del mes, seleccionado para el libro anual y publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "alegría por el mal ajeno") mayo 2024

miércoles, 14 de agosto de 2024

POR UNA BUENA CAUSA

Antonio y Rosa eran los mejores amigos del mundo. ¿En qué momento pensaron que podían ser también amantes? ¿Qué locura les hizo suponer que lograrían hacer funcionar un matrimonio?

Rosa mira el anillo que le pesa en el dedo como una cadena perpetua y siente que necesita un cambio. Visualiza al nuevo vecino, con sus ojos verdes y su acento exótico, con sus canas elegantes y sus trajes italianos, y lo compara con Antonio. Decidida, sustituye sus lecturas románticas por novela negra, al menos hasta que encuentre el asesinato perfecto.

Finalista de Relatos con Banda Sonora de la SER (julio 2024, semana 2)

martes, 13 de agosto de 2024

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

En Rincón de la Victoria la playa es de arena blanca y aguas azules, como debe ser una playa. Cuenta la crónica sin embargo que, siglos ha, la arena era multicolor y quien la pisaba adquiría en su piel un tono verde o anaranjado o incluso violeta, dependiendo del humor con que hubiese amanecido ese día. En aquellos tiempos remotos, la calima hacía que el horizonte estuviera cerca de la orilla, tan cerca que, de extender la mano, podía tocarse con la punta de los dedos la prístina línea que separaba el cielo del mar. Y, los afortunados que lograban entreabrir esa línea, accedían a un prodigioso oasis situado en otra dimensión, donde todos los deseos se hacen realidad. “No son más que cuentos de viejas”, diréis, despectivos. Y yo me reiré de vosotros desde el oasis, mientras camino por él con mis pies de color de rosa.

Finalista del mes en el IX Concurso de Microrrelatos del Círculo Cultural Bezmiliana (Rincón de la Victoria, Málaga), junio 2024

lunes, 12 de agosto de 2024

DIFUMINARSE

Desde que te fuiste, vivo angustiada: el miedo a tu olvido nubla mis días y turba mis noches. Tu ferviente promesa de enriquecerte para enviar por mí se me antoja cada vez más incierta, a medida que tus rasgos se van difuminando en mi memoria. ¿Persistirán aún los míos en la tuya?

Hoy, me siento a la mesa de la cocina, solos el café aguado y yo, frente a frente. Como cada mañana, saco de la lata que, en otros tiempos, contuvo galletas la fotografía que nos hicieron en el puerto, justo antes de que subieras al barco. Alarmada, advierto que el buque ha desaparecido con todos los pasajeros que agitaban al aire sus pañuelos. Tampoco está la farola bajo la que nos abrazábamos, y el marinero que se coló en el encuadre se vuelve más y más transparente por momentos.

Al final, sólo quedamos tú y yo en medio de la cartulina que ya es totalmente blanca, sin adoquines ni cielo ni nubecilla en la esquina. ¿Me engaña la vista o tu brazo no enlaza ya mi cintura?

Cuando la foto cae sobre la mesa, al faltar la mano que la sostenía, me alivia comprobar que difuminarse es indoloro.

Finalista en el XI Concurso de Microrrelatos "El Roblón", organizado por la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre (León), julio 2024

viernes, 9 de agosto de 2024

MIL COLORES

El guardia civil Carmelo, representante de la autoridad competente en el pueblo, corre tras Eloisa en un fútil intento de rescatar a la joven, que ha salido volando agarrada a la cuerda de su cometa, merced a una ráfaga de viento particularmente violenta. Lo que Carmelo no sabe es que Eloisa ha encontrado en las alturas todo un reguero de cometas con muchachas colgando, que juegan al escondite entre las nubes y pintan de colores los días grises.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, julio 2024)

martes, 2 de julio de 2024

EL UNIFORME

Cada día es un auténtico maratón: la casa, el marido, los hijos, el perro. No hay oficio que no desempeñe, desde cocinera, limpiadora y costurera hasta profesora, manitas y taxista, pasando por asesora fiscal, amante y peluquera. Hoy decido tomarme algo de tiempo para mí, me tumbo en el sofá y aguardo, inmóvil, con los ojos cerrados, a que el suelo se abra y me trague para poder descansar, al fin. Pero no hay suerte: los niños regresan del cole, el chucho me lame la cara y, rezongando, tengo que volver a ponerme la capa de super mamá.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (julio 2024)

martes, 25 de junio de 2024

INSURRECCIÓN

Una tarde de verano en que el sueño me rendía y mantener los ojos abiertos suponía un inmenso sacrificio, decidí que mi equipo podía valerse sin mí y diseñé una estrategia de escape por la escalera de incendios. Abandoné la oficina sin avisar, dejando el maldito móvil encerrado bajo llave en un cajón del escritorio. Tan sólo si algo iba mal notarían mi ausencia y, para entonces, esperaba estar ya pisando descalza la hierba húmeda del parque. La suerte quiso que mi jefe tuviera la misma extravagante idea, y juntos descubrimos el inusitado placer de la rebeldía.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (junio 2024)

viernes, 21 de junio de 2024

A LA DERIVA

En la cama pensé que era un ingenuo por la manera de tomarme la mano, de hablarme con tanta suavidad, como si tan sólo con sentarse a mi vera y derrochar palabras bonitas fuera a conseguir algo. Pero no era tan fácil rescatarme de aquel océano de sábanas blancas en el que flotaba, inmóvil, a la deriva. Médicos, enfermeros y sanitarios navegaban a mi alrededor sin lograr acceder a ese peñasco que era mi consciencia y que apenas acertaba a asomar un tímido vértice entre las procelosas aguas del coma en el que había naufragado hacía cuatro meses ya.

Por más que lo intentaba, me veía incapaz de producir algo más que un leve parpadeo ocasional que, la mayoría de las veces, pasaba desapercibido por completo a todos cuantos me rodeaban, incluido él mismo, ocupado como estaba en detallarme los viajes que teníamos pendientes, las maravillas que aún nos quedaban por descubrir, la camada de gatitos que aguardaba en algún ignoto lugar a que yo los adoptase, los hijos que aún estaban por llegar.

Hijos. Nada más y nada menos. Después de años de torearme, de darme largas, de enumerar exhaustivamente todos y cada uno de los inconvenientes de tener, según sus propias palabras, “una ristra de mocosos invadiendo nuestra intimidad y lastrando nuestras idas y venidas”, como si alguna vez fuéramos a algún sitio, como si no me pusiera cien excusas cada vez que yo intentaba organizar una escapada más allá de aquella última frontera marcada por el pueblo de sus padres, como si no me hubiera dicho mil veces que para conocer mundo no hace falta salir de casa teniendo Internet, que los partidos de tenis se ven mejor en la televisión que en la pista, que pudiendo colgar en la pared del salón un puzzle de adorables gatitos, a quién se le ocurriría tener en casa uno de verdad, con el trabajo que dan.

Y ahora, su voz hería mis oídos con promesas huecas hechas con esa boca pequeña, muy pequeña, diminuta, que estaba convencida de que se haría enorme para desdecirse sin perder un segundo de todas y cada una de ellas, en el caso de que yo me dignase a despertar de este extraño sueño sin sueños. El médico le había animado a hablarme para mantener tenso ese delgado hilo que aún me unía a la vida. Pero cada palabra que él pronunciaba, cada proyecto que esbozaba, cada castillo que construía en el aire con naipes marcados, llevaba el inequívoco sello del fracaso.

Curiosamente, tendida en aquella cama de hospital, inerte, me sentía más viva que nunca. Empecé a pensar que, más que ingenuo, ese hombre al que había soportado durante doce largos años era un infeliz. Y en lugar de verle como mi tabla de salvación, se me apareció con total claridad como un bloque de cemento que iba a arrastrarme a las profundidades de una rutina tan indeseada como aterradora.

Una marea de rebeldía se alzó, imparable, magnífica, para romper estruendosa contra el escollo de mi consciencia y sepultarlo bajo las olas de mi determinación, alejándolo definitivamente de él, poniéndolo a salvo de sus garras de hielo, de su ingenuidad o de su incompetencia o de su miseria, a esas alturas ya me daba igual. Y con el único filo de mi voluntad, corté aquel maldito hilo que me ataba a él y volé libre, abandonando tras de mí sus lágrimas de cocodrilo.

Ganador de la XI edición del Certamen de Relato Corto "Madrid Sky" organizado por el Grupo de Escritores "Primaduroverales" (Madrid), junio 2024


 

jueves, 20 de junio de 2024

COLOREANDO

Yo siempre había sido muy urbanita. Desde pequeña, me gustaba el tumulto de las gentes apiñadas por las calles, sentirme parte de una multitud abigarrada que va y que viene como un gigantesco océano humano, dejarme llevar por esas aguas turbulentas con abrigos de lana y bufandas en invierno, con camisetas de tirantes y sandalias en verano.

Desde mi cuarto se podían oír toda clase de ruidos: el chirrido del autobús al frenar en la parada y sus resoplidos al volver a arrancar cuesta arriba; el claxon impaciente de un conductor bloqueado por otro aparcado en doble fila; el estruendo metálico de los cierres de los comercios al abrir por la mañana o al cerrar por la noche; los gritos alborozados de los niños jugando a la pelota en la acera y los gritos indignados de sus madres desde la ventana cuando irrumpían en la calzada sin mirar, en pos del balón fugitivo. Pero eran sonidos cotidianos, formaban parte de mi vida diaria y no me molestaban, más bien tenía que hacer un esfuerzo consciente para fijarme en ellos: el silencio me era ajeno.

Hasta que un glorioso día, un grupo de amigos me invitó a ir con ellos de excursión. No estaba yo muy convencida: nunca había sido lo que se dice una entusiasta del campo, era más bien patosa caminando por terrenos cuajados de piedras y matorrales, mi resistencia a las largas marchas era muy limitada, y las picaduras de los bichos -consustanciales al entorno silvestre- me producían engorrosas reacciones alérgicas. Pero insistieron y, ante las reiteradas promesas de paisajes idílicos, saludables vitaminas solares, y aire puro para abrir el apetito, me dejé persuadir y me dispuse a pasar una jornada en la sierra.

La salida tuvo lugar recién estrenada la primavera, cuando las mañanas aún son frías pero el sol ha ganado ya en fuerza y en altura, y el centro del día provee un ambiente sumamente propicio para extender una manta en medio de un prado y echarse un bocadillo entre pecho y espalda. La senda que habían elegido mis compañeros serpenteaba entre frondosos pinares, con la música de fondo de los arroyos acompañando, solícitos, nuestro caminar con su rumorcillo cantarín. La caminata no fue tan penosa como yo había conjeturado, quizá por la camaradería que imperaba en el grupo, quizá por la serena belleza del paisaje, seguramente por la combinación de ambas cosas. Desde luego, el bocadillo de jamón con tomate a media mañana se me antojó el más delicioso que había comido jamás y animó mi espíritu hasta cotas insospechadas.

Lo que más me asombró fue el silencio que todo lo impregnaba. En un momento en que me quedé algo rezagada reajustando los cordones de mis zapatillas, y las conversaciones de mis amigos no eran más que un eco distante, me intimidó el absoluto vacío que llenaba mis oídos. Era una sensación pesada, contundente, que me obligó a chasquear los dedos para comprobar si no me había atacado una repentina e insólita sordera.

Una ardilla cruzó el sendero a la carrera, se detuvo por un instante a observarme, torció la cabeza, inquisitiva, y meneando los bigotes pareció decidir finalmente que yo no era peligrosa; reanudó su camino hacia un grueso árbol por el que trepó con asombrosa agilidad y desapareció en las alturas, entre el follaje. Me quedé mirando la bóveda de un verde intenso que se cernía sobre mi cabeza, un techo de hojas que susurraban con la leve brisa, cantando arcanas melodías hace tiempo olvidadas por el ser humano, tamizando con su danza los rayos solares para crear una cortina siempre cambiante de chispas luminosas.

En ese instante decidí que el verde, la enseña del bosque, iba a ser mi color.

Alcancé a mis camaradas, que me requerían a voces, y me uní a su conversación desenfadada, pero me guardé para mí la sutil transformación que había causado en mi ánimo aquella expedición.

Al regresar a casa, noté que el cambio era mayor de lo que había supuesto: echaba de menos el silencio rotundo de la floresta, y los ruidos urbanos que antes asumía como naturales ahora me irritaban. Tardé varios días en readaptarme a mi rutina habitual y a menudo me sorprendía evocando los colores y el sosiego de aquella arboleda.

De manera que, en cuanto mis amigos anunciaron una nueva excursión, no perdí un segundo en apuntarme. En esta ocasión fue imposible cuadrar fechas hasta bien entrado el verano, por lo que la ruta elegida varió sensiblemente: sus inicios también transcurrían entre centenarios árboles pero finalizaba en un espectacular mirador, desde donde podíamos contemplar a placer el cordón de la serranía, tintada de una amplia variedad de matices de verde, y salpicada por ocasionales bandas ocres y alguna que otra pincelada gris.

A nuestros pies un embalse sesteaba, indolente, al despiadado sol del mediodía, que arrancaba de su quieta superficie destellos diamantinos, prometiendo frescura y alivio en el más que caluroso día. Aquel espejo de resplandeciente lapislázuli pulverizó mi anterior determinación y mi color favorito mudó prontamente del verde al azul.

El problema con los sonidos de mi entorno cotidiano, a nuestro regreso a la agreste civilización, se agudizó visiblemente: sustituir el trino de los pájaros por los bocinazos de los coches, el canto de las cigarras por los gruñidos de los autobuses, y el suave crujir de las ramas secas bajo mis deportivas por la brutal cacofonía del camión de la basura estuvo a punto de provocarme una apoplejía mientras intentaba, en vano, conciliar el sueño en mi sofocante habitación sin vistas a la bóveda estrellada.

Sobreviví a duras penas hasta el otoño. Cuando eché un vistazo al calendario y conté, desalentada, todos los cuadritos que quedaban por tachar para llegar de nuevo a la primavera, me apresuré a proponer una escapada en el puente de los Santos. Debo reconocer que no encontré apenas oposición entre mis entusiastas amigos y poco después ya transitábamos de nuevo por veredas serranas.

¡Ah, los colores otoñales! Una sinfonía de rojos, castaños, amarillos, anaranjados, bermellones, pardos y dorados, todos juntos en caótica armonía. Los bosques de noviembre podrían hacer palidecer, sin esforzarse siquiera, la paleta mejor surtida de un pintor cualquiera. Mirase donde mirase, mis ojos tropezaban con un tono o un matiz que no había visto antes.

Y aquel bendito silencio... aunque, curiosamente, el silencio del otoño se oía distinto del primaveral o del estival, al igual que el aire tenía un olor diferente, propio de cada estación. Esta vez volví a casa decidida a no dejarme intimidar por los ruidos de la ciudad ni del barrio ni de mi calle, ni siquiera de los vecinos de abajo, cuyo hijo adolescente acababa de inaugurar la costumbre de aporrear una guitarra eléctrica a todas horas para “deleite” de la comunidad. Pero me mantuve firme, recalculando cada mañana el tiempo que faltaba para las vacaciones navideñas, fechas entrañables en las que teníamos prevista otra excursión.

Lo de los colores lo tuve más difícil: estaba claro que la era del azul había caducado, igual que en su momento prescribió la del verde, pero ¿cuál sería el nuevo favorito? ¿el rojo? ¿el naranja? ¿el amarillo? ¿quizás una combinación de todos ellos? Indecisa por naturaleza, tomé el camino más fácil y dejé la sentencia en suspenso hasta la salida invernal: algo me decía que, si teníamos la fortuna de que nevase, el elegido sería el blanco.

Y así fue. Los hados estuvieron de nuestra parte y unos días antes de la anhelada expedición cayó una fuerte nevada sobre la sierra y sus aledaños, circunstancia que nos obligó a modificar nuestro medio de transporte. Si el trayecto en coche, serpenteando curvas, subiendo y bajando puertos, cruzando puentes y atravesando arboledas, me había parecido maravilloso, el recorrido en tren por las níveas laderas boscosas me conquistó definitivamente.

La blancura de las cumbres y los valles resultaba cegadora. Las siluetas de los pinos con su trémulo manto invernal, que se desprendía aquí y allá formando esponjosos montones a sus pies, se diluían en la nevisca que empezaba a revolotear de nuevo en el aire, como si quisieran esconderse de ojos indiscretos.

Di unos pasos y el crujido de mis pies sobre el blanco elemento me llegó amortiguado, como en sordina. El silencio era tan profundo que los oídos me dolían. ¿Cómo iba a poder soportar en adelante la rutina diaria? Fue en ese preciso instante cuando tomé la decisión que cambiaría el rumbo de mi vida: no iba a volver. Me buscaría una casa por los alrededores y llegaría a un acuerdo con mi jefe para teletrabajar desde allí, en lugar de tener que soportar dos veces al día los atascos de la M-30 o las aglomeraciones del metro en hora punta. Y ya no tendría que dar vueltas y más vueltas por un ridículo parquecillo para hacer un poco de ejercicio, sino que contaría con kilómetros de caminos y vericuetos por explorar. La imagen de un asno atado a una rueda de molino transmutado de pronto en un felino corriendo en libertad por la sabana me plantó una sonrisa en la cara congestionada por el frío.

Y aquí estoy, en una adorable casita de campo, con un modesto jardín al otro lado de la puerta y una vasta sierra al alcance de la mano. Casi todos los fines de semana me visita algún familiar o algún amigo y los llevo a pasear por estos parajes que ya conozco como si fuera de la tierra. Y es que me siento de la tierra, de esta tierra escarpada y generosa, salvaje y reposada, de esta tierra magnífica.

Y en cuanto a los colores... he renunciado a tener un solo favorito. Si la naturaleza los tiene todos, ¿por qué yo voy a ser menos?

Segundo Premio en el IV Certamen Literario "Álvaro de Bolaños", organizado por las Juventudes Socialistas de Bolaños (Bolaños de Calatrava, Ciudad Real), junio 2024