El inspector de Hacienda jubilado trepó con dificultad por la montaña, hasta alcanzar el risco donde solía subir con ella para contemplar la puesta de sol, antes de que aquella intempestiva ceguera le confinase a los mezquinos límites de su jardín. Respiró profundo el aire fresco del atardecer, aguzó el oído para captar el murmullo del arroyo que serpenteaba algunos metros más abajo, y elevó los ojos vacíos al cielo, dedicándole a su mujer una dulce sonrisa. “Se acabó la espera, mi amor, esta noche volveremos a estar juntos”.
Publicado en la web de la ONG Cinco Palabras (abril 2025)
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