jueves, 12 de junio de 2025

NO ESTÁS SOLA

Por tu alma han pasado risas y han pasado llantos. En ella han cabido la compasión y la empatía y la generosidad. Ahora veo cómo la inunda el miedo de enfrentar sola ese temido momento, seguido del alivio de saber que yo estaré contigo cuando llegue. Me siento a tu lado, tomo entre las mías tus manos arrugadas, que tantas veces me han servido de guía y, juntas, miramos caer la lluvia sobre los cristales, para compartir ese silencio infinito que precede al vuelo de un espíritu libre hacia su última morada.

Publicado en la web de la ONG Cinco Palabras (junio 2025)


martes, 10 de junio de 2025

EL LAZO ROJO

Pablo sale con las ovejas, como cada mañana. Como cada mañana, llega a los pastos, arenga a los perros y se asegura de que todo está en orden antes de sentarse bajo un roble centenario, sin perder de vista el rebaño. También como cada mañana, da alguna que otra cabezada cuando el sol está en lo alto y el contenido de su hatillo -pan, queso y una bota de vino recio- le entibia el estómago. Y, como cada mañana desde hace dos semanas, cuando abre los ojos de nuevo encuentra a una de las ovejas -una diferente cada día- con un gran lazo rojo atado al cuello.

Maldiciendo, se levanta y se dirige hacia la susodicha, le arranca el lazo y lo pisotea, enojado. Después les echa a los perros una tremenda filípica, reprochándoles a gritos que no cumplan con su cometido, a saber, impedir que nadie se acerque a las ovejas. Los animales agachan las orejas y esconden el rabo entre las patas ante la furia que muestra Pablo, aunque saben tan bien como él que su cometido es, en realidad, impedir que lobos o raposas o carniceros similares se lleven a las ovejas, o que éstas se pongan en peligro al alejarse del grupo. Pero una tira de seda atada flojamente en torno al cuello no puede hacerles mal alguno y, en estas dos semanas, no se ha producido ninguna otra irregularidad.

Pablo sabe también que esas mínimas siestas que tanto disfruta son el lapso que el infractor aprovecha para burlarse de él, y que en caso de llegar esta situación a oídos de su padre, la diatriba que acaba de dedicarles a sus fieles compañeros de vigilancia no sería nada en comparación con la que caería sobre su propia cabeza por descuidar la guardia. Decidido a resolver el misterio, se propone prescindir de su acostumbrado almuerzo para evitar la consiguiente somnolencia y pillar al delincuente con las manos en la masa.

Así pues, a la mañana siguiente Pablo actúa con normalidad, hasta el momento de sentarse bajo el árbol. Con los brazos cruzados sobre el pecho, va dejando caer poco a poco la cabeza hasta dar la impresión de dormitar plácidamente, aunque en realidad sus ojos entrecerrados no pierden detalle. “A ver qué animal elije hoy ese bribón”, piensa intrigado, pues todas las ovejas han lucido ya el símbolo de su ignominia.

Un revuelo en las lindes del rebaño le pone en alerta, si bien consigue mantener inalterada la postura. Le sorprende que los perros vayan de acá para allá agitando el rabo, como si conociesen al intruso. “Eso explicaría por qué no ladran”, razona. Y, de pronto, ahí está: un enorme lazo rojo navegando en aquel océano de níveas lanas. ¿Cuál es la oveja escogida? Pablo alza la cabeza y estira el cuello, pero es incapaz de distinguir a la portadora. Indignado y curioso a partes iguales, se levanta y se abre paso a trompicones entre los vellosos cuerpos hasta alcanzar el mismo centro del grupo.

Boquiabierto, parpadea una y otra vez sin dar crédito a lo que ven sus ojos: no es una oveja quien lleva esta vez la llamativa cinta de seda, sino una muchacha de largos cabellos color miel y miembros esbeltos, que se pasea a cuatro patas entre los borregos completamente desnuda. Su piel bronceada reluce bajo el sol con una fina pátina de sudor, debido sin duda al ejercicio tanto como al calor que desprenden los animales que la rodean. Pablo siente un fulminante tirón en las entrañas y la llamarada de ira de sus pupilas vira con rapidez a una clase de fuego muy diferente. “Elena, quién iba a ser, si no”, se dice, sin poder evitar que una sonrisa lasciva se derrame por su boca.

La joven se incorpora, sin pudor alguno, se muerde el labio inferior, entorna los ojos con una sensualidad que a Pablo se le antoja irresistible. El pastor tira del lazo con los dedos, los enreda en su cabellera, los desliza por los pechos perfectos. Elena gime, echa atrás la cabeza y se abandona a sus caricias, que devienen tórridas en un suspiro. Sabe que el zagal, que hasta entonces no le prestaba atención alguna, ahora es suyo sin remedio. Él también lo sabe. Y lo celebran entre las ovejas, que siguen paciendo sin prestar atención a los dos cuerpos que ruedan por la hierba envueltos en los jirones de un enorme lazo rojo.

Finalista en el 5º Certamen de Relato Corto "Sin-Vergüenza/Kanaya" de la Asociación Cultural Eclipse (Valladolid), abril 2025


viernes, 6 de junio de 2025

JUEGOS DE MUSA

Un poeta y su piano

aguardan con impaciencia

de una musa la presencia

que una canción les inspire

para que todos admiren

su arte.


Mas de la musa la ausencia

les provoca cierto enfado:

ambos están ya cansados

de llamarla y de esperar,

sin ton ni son declamar

sus versos.


Versos sin pies ni cabeza,

canciones sin ritmo ni gracia:

no hace falta perspicacia

para ver que aquellas notas

las ha compuesto un idiota

sin genio.


La musa, mientras, oculta,

del compositor se mofa

sin soplarle ni una estrofa

de una canción, ni un poema,

ni la armonía suprema

de un aria.


El piano, por su cuenta,

ensaya una melodía,

carente de simetría

pero que tiene su encanto.

El poeta, mientras tanto,

delira:


ve pasar ante sus ojos

una fila de corcheas

que emprenden una pelea

con fusas y semifusas

convertidas en medusas

de tierra.


Después las blancas y negras,

las redondas y la clave

emprenden vuelo de ave

surfeando el pentagrama,

cubiertas con un pijama

de felpa.


Del poeta y su piano

al final se compadece

y, magnánima, aparece

envuelta en su luz difusa,

la musa,


para inspirarles sonatas

y que no den más la lata.


Finalista en el 15º Certamen "Picapedreros" de Poesía, de la revista "La Oca Loca" (Daroca, Zaragoza), abril 2025


jueves, 5 de junio de 2025

SE ACABA EL TIEMPO

Resulta imposible conducir por el barrio nuestro original deportivo sin crear una nube de sospechas a nuestro alrededor, así que la única alternativa que nos queda es deshacernos de él. Una pena, un coche tan bonito... en fin, todo sea por mantener nuestra tapadera. Se me ha ocurrido regalar las piezas a los vecinos para hacer desaparecer el vehículo trozo a trozo. El mayor problema es el abogado del final de la calle, empeñado en emprender un proceso legal contra nosotros por okupas. Pero lo último que deseamos es publicidad, así que lo hemos secuestrado y lo tenemos atado y amordazado en el sótano, junto con los inquilinos originales de la casa y su perro.

Esta mañana ha llegado una notificación de su bufete: el juicio empieza el mes próximo. Al final, no vamos a tener más remedio que recuperar las piezas reconvertidas del coche para volver a montar la nave espacial y abandonar definitivamente este bonito planeta.

Premiado en la "Dinámica Literaria de Ciencia Ficción" (tema: Extraterrestres) de Historias Worter (mayo 2025)


miércoles, 4 de junio de 2025

CUESTIÓN DE PSICOLOGÍA

Mi psicólogo se ha empeñado en que, en una vida anterior, fui un avión. Ante mi escéptica mirada, empieza a enumerar mientras va contando con los dedos.

- Mira, tu madre se puso de parto en un vuelo a Canarias y fue el sobrecargo quien hizo de comadrona.

Pobre hombre, menuda papeleta.

- Y a la que hoy es tu mujer la conociste en el Aeropuerto de Barajas, cuando tropezaste con su maleta ante el mostrador de facturación.

Un choque afortunado, sin duda, aunque la costalada fue mayúscula.

- Y ahora, tu hijo acaba de aprobar el examen de piloto.

Ya le ha planchado su madre el uniforme, qué orgullosa está.

- ¿Lo ves? -concluye el psicólogo, ufano-. Igualito que un avión.

Yo resoplo e, incluso a mis oídos, sueno como la hélice de una vieja avioneta.

Publicado en el libro recopilatorio del Premio "Volantones" 2025 de Microrrelatos (Granada), mayo 2025


jueves, 22 de mayo de 2025

LAS VIEJAS COSTUMBRES NUNCA MUEREN

 

Pronuncia el conjuro que abre el portal pero, nuevamente, se cierra sin poder comunicar con el otro lado. Sabe que tendrá que esperar seis lunas antes de volver a intentarlo. Mientras, el espíritu de su madre se impacienta. “¿A que voy yo y lo abro?”, susurra una voz de ultratumba.

Finalista en el Concurso de Nanorrelatos "La magia de la literatura" (Asociación "Escritores en Rivas"), mayo 2025