Aquí estoy, mirando los barcos de vela que motean el horizonte teñido de azul. Llevo dos meses sin pisar la oficina a causa de una cadera rota, y la dulce magia de los primeros días sin obligaciones se esfumó hace tiempo. En otras palabras, me aburro soberanamente. Doy un sorbo al café y mordisqueo los bordes de una galleta. Mi mujer odia que haga eso: dice que parezco un ratón. Yo soy más educado que ella, así que nunca le digo que parece una bruja. Y sigo mordisqueando mi galleta mientras ella sale volando montada en su escoba.
Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (enero 2024)
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