viernes, 17 de mayo de 2024

BAUTISMO

La mujer siempre había estado sola, sin conocer la amistad ni el amor ni la sororidad, ni tan siquiera el calor de otro ser humano que le tendiera la mano. Para ella, el mundo era frío e inerte, y era incapaz de disfrutar de los colores de la naturaleza: le resultaba indiferente si el trigal era verde o dorado, si el atardecer era morado o rojizo, si el cielo era azul o negro. Hasta que el gran pájaro blanco le trajo aquel paquetito diminuto y llorón, y conoció el cariño que sólo una madre puede sentir. Y lo llamó felicidad.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (mayo 2024)

 

jueves, 16 de mayo de 2024

ESTE ES EL CAMINO

Este árbol siempre ha sido especial para mí.

A la sombra de sus frondosas hojas di mis primeros pasos. Sus firmes ramas fueron testigos, mudos aunque benevolentes, de mis torpes intentos iniciales de escalada, que fueron mejorando día a día hasta alcanzar la pericia que hoy poseo. Cuando necesité evadirme de las presiones familiares, su tronco rugoso me ofreció siempre cobijo en ese enorme agujero que le dejó como recuerdo una bomba de la guerra civil, ahora cubierto por la hiedra sanadora que le resta gravedad y le suma encanto.

No es de extrañar, pues, que el pie de este árbol fuese el lugar elegido para reunirme con mi amado cuando sentí su irresistible llamada. Jugamos a perseguirnos entre risas en torno a su tronco; trepamos a sus ramas, evocando nuestra infancia; yacimos enredados bajo sus verdes hojas, acunados por el susurro de la brisa que gusta de danzar entre ellas al ritmo de la primavera. Y, ya con el germen de una nueva generación a buen recaudo en mis entrañas, voy a enterrarme entre sus raíces más profundas, que velarán mi sueño hasta que llegue mi momento, el momento de construir un nuevo hormiguero.

Ganador del I Concurso de Microrrelatos organizado por la Fundación Carreras (Zaragoza), mayo 2024

martes, 14 de mayo de 2024

AL OTRO LADO

De allí nadie volvía. Los transeúntes que se apresuraban por la calle bajo sus paraguas procuraban esquivarlo, aunque no siempre lo conseguían. A veces, un niño se soltaba de la mano de sus padres y se acercaba, curioso y osado, desapareciendo en el acto. Algún perro juguetón se vio atraído también por su halo de misterio e incluso moscas, mariquitas y hormigas traspusieron sus profundidades para no regresar. Y allí siguen todos, al otro lado, aguardando impacientes a que cesen las lluvias para que se seque el charco, sin sospechar que se evaporarán con él, dejando tan solo su recuerdo difuso en los adoquines.

Finalista Relatos En Cadena de la SER (mayo 2024, semana 27)

jueves, 2 de mayo de 2024

MÁS QUE UN AMIGO

Desde que Vicente se fue, a Margarita le tocan todas las faenas, no sólo las de la casa sino ahora, también, las del campo. Los hijos ya son mayores: estudian en la capital y no pisan demasiado por aquí, así que la pobre Margarita no tiene ayuda ninguna. Sin embargo, nunca se queja y aborda las tareas una tras otra sin que jamás se le caiga la sonrisa de la cara, esa ligerísima sonrisa apenas esbozada pero que otorga a su rostro una cualidad casi beatífica.

Y es que ya no tiene que disimular los morados ocasionales -cada vez más morados y menos ocasionales-, ni andar escondiendo las escasas monedas para que no vayan a perderse en la taberna. La marcha de Vicente ha supuesto, en cierta medida, un alivio. También para mí: Margarita me trata con cariño y no a patadas como él. Por eso, procuro portarme bien y desde aquella noche sin luna no he vuelto a escarbar en la tierra removida del huerto trasero.

Finalista del IV Concurso de Microrrelatos "De la imagen al texto" del I.E.S. López Arenas (Marchena, Sevilla), abril 2024

miércoles, 1 de mayo de 2024

EL ÚLTIMO TRAYECTO

En los últimos meses, Ricardo había viajado por todo el país, cambiando de un tren a otro en las estaciones más modernas y en las más vetustas, en las más concurridas y en las más solitarias, en las más céntricas y en las más aisladas: no le quedaba ya ninguna por visitar. Era hora de regresar, decidió. Y, con un profundo suspiro, se embarcó en el último trayecto, el que discurría entre los trigales del pueblo donde nació para desembocar en aquella fatídica curva donde, meses atrás, descarriló el tren separándolo para siempre de Adela. Y allí estaba ella, de pie entre las doradas espigas, haciendo volar su pañuelo en muda despedida. Ricardo sonrió y agitó la mano mientras sentía cómo, poco a poco, se iba diluyendo en el aire su invisible cuerpo de fantasma.

Publicado en la revista digital Trazos nº 12, de A2VuelaPluma (abril 2024)