jueves, 2 de mayo de 2024

MÁS QUE UN AMIGO

Desde que Vicente se fue, a Margarita le tocan todas las faenas, no sólo las de la casa sino ahora, también, las del campo. Los hijos ya son mayores: estudian en la capital y no pisan demasiado por aquí, así que la pobre Margarita no tiene ayuda ninguna. Sin embargo, nunca se queja y aborda las tareas una tras otra sin que jamás se le caiga la sonrisa de la cara, esa ligerísima sonrisa apenas esbozada pero que otorga a su rostro una cualidad casi beatífica.

Y es que ya no tiene que disimular los morados ocasionales -cada vez más morados y menos ocasionales-, ni andar escondiendo las escasas monedas para que no vayan a perderse en la taberna. La marcha de Vicente ha supuesto, en cierta medida, un alivio. También para mí: Margarita me trata con cariño y no a patadas como él. Por eso, procuro portarme bien y desde aquella noche sin luna no he vuelto a escarbar en la tierra removida del huerto trasero.

Finalista del IV Concurso de Microrrelatos "De la imagen al texto" del I.E.S. López Arenas (Marchena, Sevilla), abril 2024

miércoles, 1 de mayo de 2024

EL ÚLTIMO TRAYECTO

En los últimos meses, Ricardo había viajado por todo el país, cambiando de un tren a otro en las estaciones más modernas y en las más vetustas, en las más concurridas y en las más solitarias, en las más céntricas y en las más aisladas: no le quedaba ya ninguna por visitar. Era hora de regresar, decidió. Y, con un profundo suspiro, se embarcó en el último trayecto, el que discurría entre los trigales del pueblo donde nació para desembocar en aquella fatídica curva donde, meses atrás, descarriló el tren separándolo para siempre de Adela. Y allí estaba ella, de pie entre las doradas espigas, haciendo volar su pañuelo en muda despedida. Ricardo sonrió y agitó la mano mientras sentía cómo, poco a poco, se iba diluyendo en el aire su invisible cuerpo de fantasma.

Publicado en la revista digital Trazos nº 12, de A2VuelaPluma (abril 2024)

domingo, 28 de abril de 2024

ACOGIDA EXCEPCIONAL

Mis investigaciones sobre mitos y leyendas me llevaron hasta los confines del mundo conocido. Visité muchos lugares exóticos y la mayoría de la gente me recibió con los brazos abiertos, aunque en algún que otro punto geográfico mi presencia generó ciertas suspicacias y no pocos recelos. Pero en ninguna parte me habían acogido como estos indígenas, cuya cena voy a tener el honor de compartir: seré su plato principal.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, abril 2024)

viernes, 26 de abril de 2024

LEJOS DE CASA

Desde que llegamos a este planeta inexplorado, supuestamente carente de vida, me tiene intrigado la explanada que se extiende frente a la nave. Parece un antiguo mar rellenado con arena. A veces, por su superficie transitan olas que convierten ese paisaje de yermos océanos en una obra de arte hecha por una mano invisible. Hoy se han abierto las arenas y ha surgido de ellas un convoy de estrafalarias criaturas que avanzan hacia nosotros. No sabemos si se trata de una operación de salvamento o de un comité de bienvenida, sólo esperamos que no sea una expedición de avituallamiento.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (abril 2024)

jueves, 25 de abril de 2024

TEN CUIDADO CON LO QUE LEES

Acababa de empezar una nueva novela de aventuras y estaba tan absorta en su lectura que no me percaté de la estampida de elefantes en el pasillo, ni escuché el rugir de los cañones pirata disparando contra las ventanas, ni vi la catarata que manaba de la acuarela colgada en el salón. Al cerrar el libro por esa noche, tras repartir toallas entre los paquidermos que habían salido nadando y pedir silencio a los bucaneros para que el barrio pudiera dormir, me juré a mí misma no leer ninguna novela negra.

Finalista del V Concurso Exprés de Microrrelatos en Facebook de la Biblioteca Municipal de Massamagrell (Valencia), abril 2024

miércoles, 24 de abril de 2024

GOTA CRISTALINA

Gota cristalina, has cabalgado a lomos del Cárdenas desde su origen en La Demanda hasta el fértil valle donde dormitan las vides al sol. Allí colmarás la sed del sarmiento elegido para, a la postre, derramarte vestida de rojo cárdeno en cristalino cáliz.

Tercer Premio del III Concurso de Microrrelatos Bodegas Florentino Martínez (Cordovín, La Rioja), abril 2024

lunes, 22 de abril de 2024

"AMIGO FIEL" EN ACENTO AINAGA

Mi querida amiga María Jesús Ainaga ha tenido la gentileza de hacer una maravillosa lectura de mi relato "Amigo fiel" en su canal de YouTube "Acento Ainaga. Literatura sonora".

Para quien quiera escuchar una bonita historia en una preciosa voz, aquí dejo el enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=6dqwVdTxQz8

El relato está publicado en este mismo blog (mayo 2023).

domingo, 21 de abril de 2024

MULTIVERSO INSOSPECHADO

Elena caminaba sin prisa por la ancha avenida moteada de árboles, parándose de cuando en cuando ante el vistoso escaparate de alguna de las tiendas selectas que la jalonaban: si bien no tenía intención de comprar nada, le gustaba mirar aquellos vestidos tan escandalosamente caros e imaginarse a sí misma embutida en uno de ellos, enjoyada y maquillada, flotando como una rutilante estrella de cine entre famosos y ricachones en alguna fiesta de la alta sociedad. Una sonrisa ladeada le pintó el rostro con un rictus mitad mohíno mitad sarcástico. “Seguro que son todos unos estúpidos”, se dijo.

Al final de la avenida giró por una de las calles laterales que conducían a una zona menos exclusiva de la ciudad, donde la gente con la que se cruzaba tenía un aspecto más similar al suyo, sin abrigos de piel ni bolsos de marca ni zapatos con nombre y apellido. Las tiendas también eran más modestas y sobre la acera un par de muchachos habían extendido una enorme manta muy colorida sobre la que se acumulaban, sin orden ni concierto, montones de películas de géneros variopintos, todas a cinco euros, según rezaba una tosca cartulina sujeta a la esquina de la manta con imperdibles.

Elena se detuvo un instante y pasó la vista con rapidez sobre algunos de los títulos más visibles, por mera curiosidad, pero al momento los dos rapaces se le echaron encima, olfateando una posible venta. La chica sonrió amablemente y meneó la cabeza, pasando a hacer enfáticos gestos negativos con las manos ante la exasperante porfía de los jovenzuelos, que se resistían a soltar la presa. Por último tuvo que salir de allí casi a la carrera, dándose de bruces con otro vendedor situado un poco más adelante.

Sin embargo, este puesto ambulante -también sin licencia, seguro- era muy diferente del anterior. Para empezar, la manta sobre la que se exponía la mercancía era de un sólo tono, un gris mate y anodino, a diferencia del vistoso plumaje de la otra; además, el propietario era un hombre ya mayor, con pelo ralo y barba cana, cuyas arrugas le sonreían con calma desde unos ojos tan grises como la manta; finalmente, el género a la venta también era muy distinto: en esta ocasión se trataba de libros. A Elena le encantaba leer así que se dispuso a echar un vistazo, sin perder de vista al hombre por el rabillo del ojo, pero al ver que permanecía tranquilo y sin tratar de forzarla a una compra indeseada, se relajó y concentró toda su atención en los títulos que se desplegaban ante ella.

Había de todo: novelas románticas, de detectives y del Oeste; recopilaciones de cuentos infantiles, de poemas clásicos y de recetas de cocina; relatos de intriga, históricos y de ciencia-ficción; incluso un par de tebeos y una voluminosa edición encuadernada en cuero de “El Quijote”. Elena tomó entre sus manos el grueso tomo y lo abrió por una página al azar. De repente, un viento huracanado le enredó los cabellos y le revoleó las faldas, y una intensa sensación de pérdida de equilibrio se apoderó de ella.

Cerró los ojos con fuerza para evitar las náuseas que le trepaban desde la boca del estómago y, al volver a abrirlos, su primera sensación fue auditiva: el relincho de un caballo. A continuación, parpadeó asombrada ante las dos figuras que, paradas ante ella, fruncían el ceño.

- ¿Quién sois vos, muchacha, y adónde vais vestida de aquesta guisa? -tronó el más alto de los dos hombres. Se erguía sobre el lomo de un flaco caballo -el autor del relincho, sin duda-, iba cubierto con una armadura desvencijada y la apuntaba con una lanza de madera levemente astillada.

- Por su repentina aparición, yo diría que es una bruja, mi señor -voceó su compañero, mucho más bajito y rollizo, mientras palmeaba al jumento que montaba para tranquilizar al inquieto animal.

- ¡Habla, rapaza! ¿Eres, en verdad, una bruja? ¿Te ha enviado alguno de mis enemigos para envolverme en un hechizo e impedir que me enfrente en singular batalla con aquellos gigantes que se vislumbran en el horizonte? ¿O acaso eres un mago disfrazado que pretende confundir mi entendimiento con algún oscuro designio?

La lanza se agitaba peligrosamente frente a su rostro, a pesar de lo cual Elena seguía sin encontrar su voz, que se había extraviado en algún ignoto rincón de su garganta y se negaba a comparecer.

- ¡Habla, pardiez!

En ese instante, Elena fue súbitamente consciente del peso del libro entre sus manos y, de alguna manera, halló las fuerzas para cerrarlo de un golpe. El viento huracanado reapareció y la cegó y, cuando las náuseas se aplacaron por segunda vez, se encontró frente al anciano de los ojos grises y su manta llena de joyas literarias. El hombre lucía una sonrisa misteriosa, como si supiera con toda exactitud lo que Elena acababa de experimentar. O había creído experimentar. Porque... no podía ser cierto, ¿verdad? La joven entrecerró los ojos y le miró con suspicacia mientras se inclinaba para devolver el grueso volumen a su lugar con infinitas precauciones. El hombre paseó la mano extendida sobre la colección de libros como instándola a probar nuevamente. O retándola a hacer otro viaje astral... o lo que quiera que hubiera sido aquello.

Elena retrocedió un paso, insegura, pero era incapaz de apartar la mirada de aquellas dos nubes tormentosas que relampagueaban sonrisas bajo las pobladas cejas albas. ¿Se burlaba de ella? Avanzó de nuevo aquel paso y sintió que una vibración la atravesaba de arriba a abajo al poner los dedos sobre la portada de una versión para niños de “La Odisea”. De inmediato -tras la preceptiva náusea, por supuesto-, se encontró sobre la cubierta de un enorme barco, con el oleaje salpicando su cuerpo de dibujo animado. A su alrededor, los marineros igualmente dibujados se afanaban de acá para allá, haciendo caso omiso de su presencia, mientras un hombre de larga barba castaña gemía y gritaba y se retorcía atado al palo mayor, como si sufriera la mayor de las agonías. Un dulce cántico llegó hasta los oídos de Elena y no pudo resistir la tentación de correr hasta la borda para contemplar a las tres sirenas que, con los brazos abiertos, la llamaban.

Sin pensarlo dos veces se arrojó al agua, que apenas rozó su cuerpo se transformó en ardiente arena. Elena parpadeó, sorprendida: había abandonado su diseño de carboncillo para recuperar su cuerpo de carne y hueso, que ahora se hundía en aquella inestable superficie en medio de un desierto abrasado por el sol. Una caravana de camellos hilaba su rítmico paso sobre el filo de las dunas, las negras vestiduras de los tuaregs ondeando tras ellos como banderas pirata. Intentó llamar su atención pero tenía la boca llena de arena y no consiguió emitir más que un ronco graznido. Al levantarse para hacerles señales con los brazos, sintió cómo el suelo cedía bajo sus pies y era engullida por un pozo surgido de la nada, por el que cayó y cayó y cayó, dando vueltas sobre sí misma, para aterrizar finalmente con una suave pirueta.

Frente a ella se abría una puertecilla diminuta por la que se vislumbraba un jardín pletórico de coloridas flores, y junto a la abertura había un pedazo de pastel con una etiqueta que rezaba “cómeme”. Elena sacudió la cabeza, desesperada. ¿Cómo demonios iba a salir de semejante atolladero? Un conejo blanco que pasó veloz le dio la respuesta: salió a la carrera tras él y, no había dado ni cuatro zancadas, cuando tropezó y cayó al suelo cuan larga era.

Pero sus dedos no palparon la hierba sobre la que había corrido tras el animalejo, sino una mullida alfombra con diseños geométricos. Elena se incorporó y vio que se encontraba en una elegante biblioteca revestida de maderas nobles. En un sillón de orejas frente a la chimenea yacía el cuerpo desmadejado de un hombre con un puñal clavado en el pecho. “¡Abran, policía!”, sintió vocear a sus espaldas y, justo cuando la puerta de la estancia caía bajo los embates de los fornidos agentes de la ley, Elena se escabulló por la puerta-ventana que daba al jardín. O eso creyó en un primer momento, aunque al traspasarla se encontró metida de lleno en una batalla de bolas de nieve entre cuatro muchachas con trajes decimonónicos. El impacto de uno de los proyectiles en su nuca la trasladó en un abrir y cerrar de ojos a una nave espacial, donde su cuerpo ingrávido comenzó a flotar sin control hasta que una voltereta un poco más brusca que las demás la dejó despatarrada en el suelo de un submarino; las paredes metálicas mudaron rápidamente en un amplio salón abarrotado de huríes cubiertas de velos que chillaron espantadas al verla materializarse y aún más al verla desaparecer de nuevo, apenas sin pausa.

Con un soberbio esfuerzo de voluntad y dejando a un lado esa molesta náusea de la que no conseguía librarse, Elena apretó los puños con fuerza, los dientes con más fuerza aún, y los ojos como si la vida le fuera en ello -hubo un instante en el que realmente pensó que así era-, y de pronto sintió a su alrededor el barullo de los coches y de la gente, y alguien le dio un empujón que la arrojó en brazos del anciano de los ojos color tormenta. Elena se recompuso a toda prisa y soltó el libro de “Las Mil y Una Noches” que tenía entre las manos como si le hubiera quemado los dedos. El volumen cayó sobre la manta, junto a sus congéneres, que a la sazón aparecían revueltos, muy lejos de la pulcritud que exhibían tan sólo unos minutos antes.

La joven miró al vendedor con fijeza y con cierta sensación de déjà-vu pero, antes de tener tiempo de hacerle algún reproche o pedirle ninguna explicación, un alboroto a su espalda le hizo volver la cabeza para ver cómo la policía arramblaba con la manta multicolor y con los dos rapazuelos. Cuando se giró de nuevo la acera estaba vacía, sin manta, sin libros, sin ojos grises, tan sólo un revuelo de hojas secas entre sus pies y el alegre campanilleo de unas alas de hada procedente de ninguna parte.

Con una sonrisa, dejó a los policías discutiendo con los video-piratas y enfiló la calle en busca de la primera librería que le saliera al paso.

Finalista del II Certamen de Relato "Literaria Kalean" (Cuzcurrita del Río Tirón, La Rioja), abril 2024

jueves, 11 de abril de 2024

ESPECIE SUPLENTE

“Los mansos heredarán la Tierra”, había dicho alguien hacía siglos. ¡Menudo iluminado! Sergio dudaba de que, a estas alturas, todavía quedase algún manso sobre la faz del planeta: daba la impresión de que andaban enzarzados todos contra todos en conflictos y guerras que no iban a llevar a ninguna parte más que a la total extinción de la vida humana. La mayoría de las ciudades, antaño orgullosos centros de progreso, cultura y refinamiento, yacían ahora medio enterradas en el olvido de su propia desolación, cubiertas de polvo y cenizas, el esqueleto en ruinas de una pujante civilización con grandes deseos de desvanecerse en la nada.

Un agudo zumbido -sabía de sobra lo que era y llevaba días conteniendo el temor de escucharlo- se acercó con rapidez y, en un suspiro, pasó sobre su cabeza. Sergio corrió a la ventana y, mientras veía surgir en el grisáceo horizonte el temido hongo letal y sentía acercarse, definitiva e inexorable, la onda expansiva, un movimiento inesperado en la calle llamó su atención. Sus ojos se posaron en una numerosa tribu de mansos conejos que desaparecía a toda prisa en lo más hondo de su más honda madriguera.

Sergio aún tuvo tiempo de sonreír: sí que habría herencia, después de todo.

Ganador del I Certamen Philobiblion de Microrrelato (U.A.M.), abril 2024

martes, 9 de abril de 2024

SIN ETIQUETA

Todos le decían que estaba fuera de lugar, que debía comportarse como es debido, que no hiciera mamarrachadas. Y él lo intentaba, en serio, quería ser aceptado por la comunidad, ser uno más, igual que el resto, no destacar. Pero, ahogado por su talento innato, terminaba siempre por dejarse llevar y ceder a la tentación de ponerse en el lugar de quienes tanto admiraba. Así, a fuerza de explorar sus posibilidades y en contra de todos los pronósticos, un feliz día de primavera aquel singular zángano fue nombrado reina de la colmena.

Finalista mensual del III Concurso de Microrrelatos sobre Talento FUNDAE - Capital Radio (marzo 2024)

lunes, 1 de abril de 2024

COMO EL PEDERNAL A LA YESCA

Llevaba siglos dormitando en aquella cueva, despertando tan solo ocasionalmente para reducir a cenizas a desventurados caballeros que se jugaban la vida por conseguir una de sus brillantes escamas. Nunca llegó a saber por qué aquella vez fue distinta pero, al abrir las fauces para invocar la llamarada, sus ojos se cruzaron con los del aventurero de turno y prendió en ellos una chispa nueva, diferente, inextinguible. Esta vez el fuego los consumió a ambos por igual y unos meses más tarde aquel antro, antaño inhóspito, bullía de hombrecitos alados y escamosos que jugaban a achicharrar caballeros de trapo bajo la atenta mirada de su imponente madre, toda orgullosa, y de su apuesto padre, ya sin armadura.

Finalista mensual en el Concurso de Microrrelatos de RTV Lavapiés (abril 2024)

martes, 12 de marzo de 2024

¿QUIÉN DIJO IMPOSIBLE?

Mañana es nuestro cincuenta aniversario. Desentierro del desván las viejas zapatillas de quinceañeros y le propongo a Carlos replicar el día en que nos conocimos. Él acepta, regocijado como un chiquillo. Sólo nos falta salvar dos escollos: escapar de la fiesta sorpresa familiar y conseguir trepar al muro del instituto.

Finalista en el XXII Concurso de Nanorrelatos "Escríbeme una foto" (Asociación Escritores en Rivas), marzo 2024

   

viernes, 8 de marzo de 2024

PECADOS VENIALES

Desde que llegó, el nuevo curita está desbordado por el desorbitado volumen de confesiones que debe atender: todas las mujeres del pueblo, con su lista de pecadillos, desfilan a diario por la celosía de madera. Da lo mismo que las faltas sean triviales o que no se pise la iglesia desde hace una década, el caso es poder ver esa cara de ángel y escuchar esa voz celestial, aunque sea susurrando: “un padrenuestro y tres avemarías”.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, marzo 2024)

 

miércoles, 6 de marzo de 2024

CAMBIO DE ESCENARIO

Aquel extintor en medio de la sala truncó de golpe y porrazo mi sueño de bailar como una musa de verano por los escenarios de todo el país. Fue culpa mía, por pasar tan cerca de la columna donde el maldito artefacto estaba colgado, pero ni siquiera lo vi con tanto giro y tanta pirueta. Rápidamente, alguien corrió en mi ayuda: con el palo de una escoba y el cordón de mi zapatilla izquierda improvisó un eficaz entablillado para mi brazo herido. Alcé la vista y, desde entonces, solo bailo para esos ojos del color del trébol en primavera.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (marzo 2024)

lunes, 19 de febrero de 2024

DUELO DE MIRADAS

Crisis. Reestructuración. Odiadas palabras. Por suerte, me toca la papeleta de recolocado y no la de despedido, y mi destino en una nueva oficina se revela prometedor desde el primer día, cuando te encuentro sentada en el puesto contiguo al mío. Saludos corteses entre murmullos, breves cabeceos, algún que otro rubor.

Y aquí andamos los dos, enterrando las miradas en las macetas que adornan las ventanas o dejándolas volar con el viento helado de la mañana o incluso prendiéndolas en el sombrero de ese transeúnte que camina apresurado por la calle. Cualquier cosa para evitar que se crucen nuestros ojos y brote prematuramente esa llama que aguarda, latente y soterrada, durante toda la jornada laboral, para abrasarnos nada más trasponer el umbral de mi apartamento.

Hoy, tras reducirnos a cenizas el uno al otro, me confiesas que vuelas hacia otro nido en busca de una mejora salarial que reconozco legítima pero que me sabe amarga porque te aleja de mi lado. Tu puesto lo ocupa ahora un becario con pelusilla en el bigote: no sé cuánto cobra, pero su mirada miope no logra incendiar la mía que, triste, te añora.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "entendimiento silencioso entre dos personas") febrero 2024

miércoles, 14 de febrero de 2024

DESDE EL RINCÓN

Miró a su alrededor. Desde su olvidado rinconcito tenía una buena panorámica del iluminado escaparate. Podía contemplar a sus compañeros sin que ellos se dieran cuenta: a veces, ser ignorado tiene sus ventajas. Hacía tiempo que había renunciado a participar en las conversaciones generales y se limitaba a quedarse allí, acurrucado en su rincón, observando y escuchando.

Ya no recordaba cuánto tiempo llevaba en aquel escaparate. Al principio, el dueño de la tienda le cambiaba de cuando en cuando de lugar: unas veces más arriba, otras más abajo; unas veces más adelante, otras más atrás. Hasta que, poco a poco, se fue quedando relegado a los sitios menos visibles y más oscuros y, finalmente, ya no se movió más del rincón que ahora ocupaba, medio oculto detrás de una enorme caja de juegos de mesa.

Con el paso de los días, había ido viendo cómo los demás juguetes eran vendidos y reemplazados por otros cada vez más sofisticados, con colores más vivos, con sonidos más reales, con más complementos, más caros. Las modas cambiaban, los niños querían lo que veían en la televisión o en manos de sus amigos, olvidado ya lo que habían deseado tanto hacía tan sólo unos meses. Y él seguía allí, en su rinconcito, mirando con ojos cada vez más tristes a los curiosos que se detenían frente al cristal... y lo ignoraban.

Paseó la vista, una vez más, por sus compañeros. Robots virtuales, cocinas perfectamente equipadas, cochecitos de última generación para muñecos a los que no les faltaba ni respirar, todoterrenos teledirigidos de inmensas ruedas, dinosaurios de goma que rugían, puzzles en tres dimensiones con efecto fosforescente. Se había acostumbrado a ver de todo y ya no le sorprendía nada; en realidad tampoco los consideraba sus rivales: simplemente él era distinto –cada vez más distinto- a todos los demás.

Lo único que realmente le dolía, lo que teñía su corazoncito de trapo con una gota de amargura era el grupo de muñecos que se apelotonaban en una enorme estantería del fondo, a su izquierda, bien iluminados. Era el último grito en peluches: todos blanditos, suaves, antialérgicos, lavables en frío. Bulliciosos, con sus vocecillas alegres y sus risitas contagiosas, bromeaban sobre quién sería el siguiente en ser empaquetado en una de aquellas preciosas cajas de colores con lazo dorado, para ir a adornar la cuna cubierta de volantes de algún afortunado niño que lo contemplaría embelesado.

La colección resultaba tanto más atrayente por lo variopinta: una gatita con un gran lazo rosa al cuello, un mono que colgaba del estante sujeto tan sólo por tres dedos de un pie, un gigantesco oso pardo sentado majestuosamente en la esquina, un hato de ovejas blancas como la nieve entre las que asomaba una negra como un tizón, unos cuantos cerditos rosados, con sus rabitos enrollados coquetamente, desperdigados aquí y allá...

Mirando por enésima vez aquellos encantadores muñecos de peluche, sintió cómo se humedecían sus ojillos de cristal. Sorbió fuertemente por la nariz, fingiendo evitar un estornudo. No quería que lo vieran llorar. Pero una idea le martilleaba el cerebro una y otra vez, y le atenazaba la garganta con dedos de acero: viendo aquellos dulces seres, ¿quién compraría un pequeño e insignificante conejo de trapo?

Algo parecido rondaba por la cabeza del dueño de la tienda. Cada vez que renovaba el escaparate se topaba con aquel dichoso conejo de trapo y le asaltaba la duda: ¿y si lo retiraba? Hacía siglos que estaba allí y no parecía resultar demasiado atractivo para los clientes. Pero, al final, terminaba dejándolo tranquilo en su rincón. “Total, tampoco estorba...”, se decía. En el fondo estaba un poco encariñado con aquel conejillo, que le recordaba sus primeros tiempos en el negocio, años atrás.

Pero esa Navidad se decidió. Había recibido una remesa de nuevos juguetes y eran enormes. También quería colocar algunos adornos navideños, un pequeño abeto, un Papá Noel... Tenía que dejar sitio libre y el conejo de trapo salió de su rincón para no volver. Cuando el hombre dio por finalizada la decoración del escaparate, lo recorrió por última vez con la vista, satisfecho, y al dar media vuelta... se le cayó la sonrisa a los pies. Tumbado sobre uno de los pulidos mostradores, el conejito lo contemplaba con sus ojillos de cristal, botones brillantes bajo las luces halógenas. Y ahora, ¿qué iba a hacer con él? Con un suspiro, sacó un cepillo suave de un cajón y le limpió el polvo con ternura mientras cavilaba. Poco a poco, la sonrisa se fue dibujando de nuevo en sus labios, hasta que terminó su tarea y levantó el muñeco a la altura de su cara.

Te voy a llevar con tu nueva dueña. Verás qué contenta se va a poner.

El conejo sintió un hormigueo recorriendo su cuerpecillo. ¡Por fin tendría un hogar! Lo que tantas veces había soñado y que con el paso del tiempo había terminado por descartar como imposible, al fin iba a hacerse realidad.

No hubo caja de colores, no hubo papel de regalo, no hubo lazo. Solamente una bolsa de plástico, un breve trayecto en coche después de una espera en la trastienda que se le hizo eterna y, finalmente, vio de nuevo la luz en una habitación cálida y alegre, con un olor muy particular, un agradable aroma a ropa limpia y a colonia infantil.

Y allí estaba aquella encantadora criatura, mirándolo con sus grandes ojos muy abiertos y una boquita de rotundo asombro que pronto se transformó en una inconfundible sonrisa de bienvenida. Los menudos bracitos se alargaron hacia él, ansiosos, y dos manitas de suaves dedos diminutos lo asieron y lo apretaron con nerviosismo. Rápidamente exploraron el cuerpecillo relleno, las regordetas patitas, las largas orejas y el hocico puntiagudo y aterciopelado. Con un gorgorito de pura alegría, la niña lo estrechó blandamente contra su pecho.

Entonces, el pequeño conejo de trapo lo supo: estaba en casa.

Finalista del I Certamen Literario de Poesía y Cuento "Ana Pelegrín" (Editorial ECOS, Arte y Cultura), enero 2024

lunes, 12 de febrero de 2024

EL EFECTO MARTA

Desde que teletrabajo, me gusta bajar a la cafetería, instalarme en una mesa con el portátil y darle a las teclas ante un café y un bizcocho casero. Pero Fulgencio se jubiló y ahora me sirve el desayuno Marta, con sus ojos tiernos y su cálida sonrisa, con ese dulce cimbrear de caderas que hace a mis gráficos y tablas ondular y entrelazarse en la pantalla, convirtiendo mis informes en un caos. Uno de estos días, voy a simular la trayectoria de un cometa y, montado en su estela, huiré con Marta al espacio profundo del sistema operativo.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com", para el 1º Concurso de Microrrelato "El Café" (febrero 2024)

domingo, 11 de febrero de 2024

EL BUEN SAMARITANO

Todos los días pululaba por la calle, ayudando a cruzar al ciego del quiosco de la esquina, alertando a los chavales que dejaban al desgaire sus bicicletas si alguien se aproximaba a ellas con dudosas intenciones, recogiendo el patuco de ese bebé que siempre se las arreglaba para quitárselo y lanzarlo por la borda del cochecito. Nadie se fijaba en el talento que desplegaba en todas esas operaciones: sólo veían su estado famélico, su pelaje sarnoso, la nube de pulgas que solía acompañarlo. Pero él no desesperaba: cualquier día, llegaría ese alma caritativa que le daría, al fin, un hogar.

Ganador mensual del III Concurso de Microrrelatos sobre Talento FUNDAE - Capital Radio (enero 2024)

viernes, 9 de febrero de 2024

MIMETISMO

En cuanto puse un pie en escena se me pasó el pánico y en unos minutos me encontraba en mi salsa, dando zancadas de un lado a otro del plató y declamando mis frases, por completo identificado con mi personaje. Tanto era así que, al terminar de rodar ese día, la princesa y yo nos llevamos al dragón a casa y desde entonces vivimos los tres tan felices, ignorando las insistentes llamadas del director, que quiere terminar la película.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, febrero 2024)

jueves, 8 de febrero de 2024

LA COSTUMBRE

Tomás se sienta en la barra y murmura, con voz ronca: “un carajillo, por favor”. El camarero sigue limpiando vasos, impertérrito, sin siquiera dignarse a echarle una mirada. Tomás se aclara la garganta y repite la comanda un poco más alto, con idéntico resultado. Entonces llega otro cliente, se sienta en el taburete contiguo y pide una caña, que el camarero le sirve de inmediato. Tomás estampa el puño sobre el mostrador y vocifera, indignado, sin provocar reacción alguna. Resignado a quedarse sin su carajillo, sale del bar cabizbajo y arrastrando los pies, exactamente igual que cuando estaba vivo.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com", para el 1º Concurso de Microrrelato "El Café" (febrero 2024)

miércoles, 7 de febrero de 2024

AZUL COBALTO

El silencio me pesa bajo tu mirada gris cercada de arrugas. Antaño esos ojos chispeaban de un vivo azul cobalto cuando corríamos por la playa de la mano, retando a las gaviotas a gritos, echando a volar la dignidad junto con nuestros cabellos revueltos. Memoria de tiempos felices, cuando el maldito alzheimer aún no era el amo y señor de tu cuerpo y de tu mente. La enfermera asoma la cabeza: fin de la visita. Te beso en la mejilla y, por un efímero instante, ese vivo azul cobalto vuelve a chispear en el espejo de tu sonrisa.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (febrero 2024)

martes, 6 de febrero de 2024

Concurso CUENTA140 de la revista "EL CULTURAL" (tema: la cortesía)

Ayudaba a los ciegos a cruzar la calle, cargaba la compra de las ancianas, cedía su asiento en el metro. Y nunca enseñaba los colmillos.

Ganador semanal (5 febrero 2024)

domingo, 4 de febrero de 2024

CAMBALACHES

Por mi cumpleaños, papá me llevó a la tienda de mascotas. Tenía prohibidas serpientes e iguanas, y perros y gatos se me antojaban aburridos, así que escogí un precioso conejito todo negro. Miré fijamente sus ojos rojizos y ¡zas! de pronto me vi a mí mismo al otro lado del cristal diciendo que prefería un hámster. ¡Un hámster! Intenté protestar, pero sólo lograba emitir chillidos y menear unas estúpidas y larguísimas orejas. Mientras salía de la tienda de la mano de papá, ese otro yo me lanzó una perversa mirada rojiza y no me quedó otra que quedarme allí, esperando la llegada de algún incauto para tratar de regresar a un cuerpo humano, aunque no fuese el mío.

Finalista mensual en el Concurso de Microrrelatos de RTV Lavapiés (febrero 2024)

sábado, 3 de febrero de 2024

BORRASCA IMPREVISTA

Esta tarde, al bajarse del autobús, unos buñuelos de viento cayeron a sus pies, salpicando de crema sus lustrosos zapatos. Antonio miró hacia arriba, desconcertado, esperando descubrir a una panda de críos bromistas asomados a alguna ventana. En cambio, lo que vio fue un montón de buñuelos que se precipitaban hacia él desde el cielo a toda velocidad. Se apresuró a refugiarse en el portal más próximo mientras arreciaba el exótico chaparrón, que duró no menos de diez minutos. Cuando al fin amainó, dejando suspendida a su paso una ligera neblina de algodón de azúcar, de un bonito tono rosado aunque algo pringosa, Antonio emprendió el regreso a su casa tratando de no resbalar por las aceras cubiertas de nata, crema de café y cabello de ángel, sin dejar de murmurar para sus adentros: “maldito cambio climático”.

Finalista en el X Certamen de Microrrelatos Javier Tomeo. Publicado en la revista "Compromiso y Cultura" nº 110 (Asociación Literaria y Artística Poiesis), febrero 2024

viernes, 26 de enero de 2024

EL RONDADOR

Estos últimos días mi vida en la isla ha comenzado a resultar insoportable: la sombra de las palmeras se me antoja menos fresca, los cocos menos sabrosos, el rumor de las olas más monótono. Mis pies están hartos de hollar siempre la misma arena y el magnífico tinte rojo del atardecer ya no me maravilla. Cualquier novedad habría sido bienvenida, de ahí que me haya alegrado tanto avistar la contumaz trayectoria circular de tu aleta.

Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, enero 2024)

 

viernes, 19 de enero de 2024

QUÉ OPORTUNO

Antes de comenzar la negociación salarial, le pregunté a la Inteligencia Artificial por qué debería contratarla en mi bufete. “Soy más eficiente que tú”, me dijo con su voz casi exenta ya de rastros metálicos, “y puedo ganar todos los juicios que tienes pendientes”. Mi espíritu de abogado con renombrada experiencia se sintió herido y con malos modos le indiqué que prefería prescindir de sus servicios. Pocos meses después, una nueva ley establecía la igualdad de derechos de humanos e IAs, y para finales de año ellas se habían hecho con el control casi absoluto de la sociedad. Hoy, por fin, he terminado de reunir las pruebas que necesitaba para instruir un caso y lograr que las desconecten a todas.

Esa noche, fue portada en las noticias el atropello mortal de un abogado a las puertas del juzgado. El vehículo, sin conductor, se dio a la fuga.

Publicado en el Concurso de Microrrelatos sobre Abogados (enero 2024)

jueves, 18 de enero de 2024

PURA CORTESÍA

Aquí estoy, mirando los barcos de vela que motean el horizonte teñido de azul. Llevo dos meses sin pisar la oficina a causa de una cadera rota, y la dulce magia de los primeros días sin obligaciones se esfumó hace tiempo. En otras palabras, me aburro soberanamente. Doy un sorbo al café y mordisqueo los bordes de una galleta. Mi mujer odia que haga eso: dice que parezco un ratón. Yo soy más educado que ella, así que nunca le digo que parece una bruja. Y sigo mordisqueando mi galleta mientras ella sale volando montada en su escoba.

Publicado en la web de la Fundación Cinco Palabras (enero 2024)

 

sábado, 13 de enero de 2024

UN PEQUEÑO CAOS

Mientras vivió, Pablo disfrutaba viendo a su hija Sara disponer el belén en un orden propio y muy particular, aún sabiendo que la perfeccionista de su mujer madrugaría la mañana siguiente para reestructurar a escondidas el despropósito de turno, achacándole el cambio a Papá Noel, que siempre dejaba junto al pesebre una figurita de mazapán.

Este año, la mula ha terminado en el patio del castillo romano, el buey en la charca de los patos, los tres Reyes Magos confraternizando con los pastores en la taberna, y el Niño Jesús echando una mano a las lavanderas. A María le toca sacar el agua del pozo, pero es José quien se lleva la peor parte, al quedar ubicado tras un matorral, junto al caganer.

El día de Navidad, Alicia se levanta decidida a recolocarlo todo una vez más pero, al ver la estrella en delicado equilibrio sobre el puente de madera, sólo es capaz de pensar en cuánto echa de menos a Pablo. Cuando Sara llega corriendo a por su mazapán, el belén está intacto; una nota firmada por Papá Noel le ilumina el rostro: “tu padre me ha convencido: así está mejor”.

Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "ver las cosas más bellas de lo que son en realidad"), enero 2024

lunes, 1 de enero de 2024

Reto 5 Líneas de Adella Brac: Medalla de Bronce

 

 

En el Reto 5 Líneas de Adella Brac se premia la constancia: se concede una medalla de bronce por participar durante 3 meses consecutivos, una de plata si son 6 meses y la de oro para los 12 meses. En mi caso descubrí el reto en octubre de 2023 así que sólo pude participar los 3 últimos meses del año, pero ello me ha hecho acreedora a la medalla de bronce. En 2024 intentaré conseguir la de oro.