jueves, 21 de noviembre de 2024

EL ESCONDITE PERFECTO

El atraco había salido a pedir de boca y se había hecho con un sustancioso botín. No obstante, el tembloroso director del banco había tardado algo más de la cuenta en abrir la caja fuerte y ese ínfimo retraso le habían echado encima a dos patrullas que entraron en escena justo cuando él doblaba la esquina a toda velocidad.

Con la policía pisándole los talones, buscó frenéticamente un plan de evasión que le salvara el pellejo y, al pasar frente al tanatorio, le pareció una idea genial despistarlos allí. La potencia de su coche deportivo -llamativo, ciertamente, pero muy eficaz- le concedió unos pocos minutos de ventaja, que le permitieron llegar al patio de acceso derrapando, salir del vehículo a la carrera y traspasar la puerta del edificio simulando una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir.

De un vistazo, constató en el panel del vestíbulo que la sala número 9 estaba desocupada, aceleró por el pasillo hasta la puerta que ostentaba dicho número y se deslizó en el interior en penumbra. Unas voces que se aproximaban le impulsaron a zambullirse precipitadamente dentro del solitario ataúd que allí se encontraba. ¡Justo a tiempo! Alguien entró en la sala y el féretro comenzó a moverse. Fabuloso: iba a escapar a hombros por la puerta grande, ante las mismísimas narices de sus perseguidores.

La caja dio un vaivén y, en la oscuridad, un cuerpo frío topó contra el suyo, mientras fuera una de las voces protestaba: “a ver si arreglan ese dichoso 6 de la puerta, que no hace más que girarse. Cualquier día vamos a tener un disgusto”. El olor del humo en sus fosas nasales y el crepitar de las llamas a su alrededor le confirmaron que la policía no le iba a encontrar nunca.

Tercer Premio en el Certamen de Microrrelatos "Algeciras Fantástika", organizado por el Ayuntamiento de Algeciras y la Universidad de Cádiz (noviembre 2024)

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