Últimamente te has acostumbrado a hablarme mientras me ducho, a sabiendas de que el estruendo del grifo ahogará tus palabras. Así, puedes confesarme tranquilamente todos tus pecadillos y recibirme al salir con la conciencia tan limpia como mi piel. La gente murmura a nuestras espaldas cuando paseamos cogidos de la mano, igual que cuando éramos novios: dicen que estoy ciego además de sordo. No saben que ando sobrado tanto de vista como de oído pero, más que nada, de paciencia.
Publicado en la web de Adella Brac (Reto 5 líneas, marzo 2025)
No hay comentarios:
Publicar un comentario