Mis excursiones campestres suelen acabar mal, como aquella vez en que me atacó una MARIPOSA enorme y, manoteando para quitármela de encima, caí al río; o aquella otra en que, atravesando un sembrado para ahorrar camino, chafé una CALABAZA y su dueño me persiguió garrota en ristre. Hoy, decido ahorrarme disgustos y me quedo en casa, escuchando los canturreos de mi PERIQUITO y el borboteo de la CAZUELA donde hierven alegremente unas sabrosas judías. Pero la aventura decide venir hasta mí a través de la VENTANA abierta y no logro esquivar el encontronazo con una paloma kamikaze.
Publicado en la web de la ONG Cinco Palabras (septiembre 2025)
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