La primera que me atacó fue la Antoniofobia. Después llegaron, en sucesivas oleadas, la Bernardofobia, la Claudiofobia, la Diegofobia y la Eliseofobia. El último año he conseguido librarme y lo he pasado muy tranquilo, pero me temo que ya se ha acabado esa buena racha. Y todo porque mi hija Sara ha aprobado las oposiciones, tras un año de duro esfuerzo y total enclaustramiento, y ha venido a visitarme a la farmacia donde trabajo: conocer a mi ayudante, Fernando, y ponerle ojitos tiernos, ha sido todo uno. Me fastidia un montón porque el muchacho siempre me ha caído bien, pero anoche oí hablar a Sara por teléfono y, esta mañana, al llegar a la farmacia, he notado en ese orden: un brillo especial en los ojos de Fernando, una sonrisa extasiada en sus labios, un picor inaguantable en todo mi cuerpo, y una irrefrenable repulsión hacia el pobre chico. Me temo que es el turno de la Fernandofobia.
Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com" (Tema: "Fobias"), septiembre 2025
¡Ay, la sobreprotección de los padres! Por un momento pensaba que hablabas de algún tipo de seta, luego de escritores o filósofos...
ResponderEliminarYa con Fernando en escena, me quedó claro lo mucho que mi cerebro había errado. Pero me ha encantado leerte .
Un abrazo.