viernes, 21 de noviembre de 2025

CON EL VIENTO

Era una tarde de viento. Un viento frío y ululante que jugaba con las hojas de los árboles, prendiendo en las ramas ecos de susurros olvidados. Un viento frío y potente que alzaba el polvo de las calles, cegando al transeúnte para que perdiera norte, razón y sombrero. Un viento frío y despiadado que batía las contraventanas, encrespaba las fuentes, azotaba día y noche las piedras de los campanarios de las iglesias.

Ese viento frío y caprichoso decidió un treinta y uno de diciembre desplegar su manto invisible y envolverme en él, prestarme sus alas para volar a través de Salamanca, hacer suya mi mayor ambición y conducirme el primero hasta la meta. Y, mientras alzaba el trofeo de la San Silvestre, escuché claramente, en medio de los aplausos de la multitud, el ufano rumor de ese viento frío que, una tarde de diciembre, corrió conmigo.

Publicado en el concurso de microrrelatos de la San Silvestre Salmantina (#574),  noviembre 2025

No hay comentarios:

Publicar un comentario