Desde que teletrabajo, me gusta bajar a la cafetería, instalarme en una mesa con el portátil y darle a las teclas ante un café y un bizcocho casero. Pero Fulgencio se jubiló y ahora me sirve el desayuno Marta, con sus ojos tiernos y su cálida sonrisa, con ese dulce cimbrear de caderas que hace a mis gráficos y tablas ondular y entrelazarse en la pantalla, convirtiendo mis informes en un caos. Uno de estos días, voy a simular la trayectoria de un cometa y, montado en su estela, huiré con Marta al espacio profundo del sistema operativo.
Publicado en la web "EstaNocheTeCuento.com", para el 1º Concurso de Microrrelato "El Café" (febrero 2024)
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