Se paró en mitad del campo y alzó la cara sin mascarilla hacia el sol de la tarde. Cerró los ojos para sentir el calor en su piel. Respiró hondo el fresco aire otoñal, impregnado de los aromas de su niñez. Se concentró en los sonidos que la rodeaban: el borboteo del río cercano, las mieses maduras susurrando bajo la brisa, el correteo de un animalillo entre los juncos, quizás un pájaro o incluso un conejo. Libertad. Saboreó la palabra. No más encierro, no más bozales, no más miedo. Allí se sentía a salvo, por fin.
Finalista en el X Certamen de Relato "En torno a San Isidro" (Ayuntamiento de Saldaña, Palencia), junio 2021
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