“Os van a desahuciar uno de estos días”: ya nos lo avisó el abogado. La vivienda está situada en terreno urbano, eso sí, pero el material que utilizamos para construir el refugio temporal que se ha convertido en nuestro hogar no figura en la lista de los permitidos por el Ayuntamiento, así que nos han denegado el recurso. Durante casi una semana hicimos huelga de hambre, a ver si los concejales le daban carpetazo al asunto aunque sólo fuera por evitar la mala prensa, pero no funcionó. Cuando apareció el abogado, traía cara larga y un montón de papeles para firmar. Justo detrás venía la bola de demolición. Lloramos al salir, cargados con pocas maletas y muchos recuerdos. El perro fue el más resiliente: el día anterior se había instalado ya en la caseta vacía del vecino de al lado. El muy traidor.
Publicado en el Concurso de Microrrelatos sobre Abogados (marzo 2021)
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