miércoles, 2 de agosto de 2023

EL PEZ MÁGICO

El muchacho permanecía inmóvil asomado al borde de la barca, escrutando ansioso las oscuras aguas, los ojos clavados en las leves ondas que avanzaban y retrocedían sin pausa, reflejando apenas el apagado fulgor de las lejanas estrellas.

Esperaba que apareciese un pez, ese pez mágico del que hablaban las leyendas de su pueblo, del que los ancianos contaban que, en noches sin luna como aquella, concedía un deseo al mortal que osase mirarlo a los ojos. Pensaba pedirle riquezas sin fin, convencido de que eso le aseguraría todo cuanto pudiese ambicionar.

Una ráfaga de viento helado salido de ninguna parte le envolvió de pronto, zarandeando con violencia la embarcación. El muchacho contuvo el aliento cuando una sombra negra, más negra que las negras aguas, se elevó desde las profundidades y se detuvo justo bajo la superficie, que ahora permanecía milagrosamente lisa, como un espejo.

Pero no era su propio rostro el que le contemplaba con curiosidad al otro lado de aquel oscuro cristal sino otro de una belleza deslumbrante, arrebatadora, desde los rasgados ojos de un increíble azul hasta los carnosos labios de rojo coral. Una cabellera veteada de luna llena ondulaba a su alrededor, en una danza hipnótica.

¿Qué deseas?”, susurró una voz de seda en el interior de su cerebro.

Su corazón cabalgaba desbocado, la sangre le palpitaba en los oídos, de repente ya no existía nada salvo aquella criatura maravillosa. Si pudiera tenerla a ella, sería el joven más feliz del mundo.

A ti”, respondió sin pensarlo.

Dos brazos negros como la muerte surgieron del agua, lo atraparon y lo arrastraron a las profundidades con un apagado chapoteo. Demasiado tarde cayó en la cuenta de que ni las leyendas ni los ancianos mencionaron nunca el precio de aquel deseo.

Finalista Certamen "Algeciras Fantástika" (noviembre 2022)

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